viernes 3 de mayo, 2024
  • 8 am

Resumiendo, somos lo que somos

Por el Dr. César Suárez
Cada individuo busca un determinado lugar para ubicarse en una comunidad, algunos los hacen muy activamente y asumen el liderazgo con propuestas, en el otro extremo, están los que pasivamente asumen el lugar que les toque, resignados a su suerte o a su displicencia.
Lo cierto es que hay una gama de conductas que más o menos se repite en cada comunidad.
Muchos, creo que la mayoría, se pliegan a los que hay con diferente actitudes que van desde la colaboración plena con la propuesta de la tarea, otros que cumplen correctamente con las exigencias de su puesto de trabajo sin decir una palabra, otros que intentan de hacer lo menos posible, lo mínimo para poder cobrar el sueldo al fin de cada mes, otros que arman una suerte de ingeniería de chicanas para zafar de obligaciones mínimas, se suelen enfermar los viernes o los lunes, obtienen como sea una certificación médica por síntomas incomprobables y otros, peor que eso, asumen una postura conspirativas subterránea intentando poner obstáculos a cualquier iniciativa y gastan todo su energía en eso.
Lo cierto es que para cada emprendimiento se necesita un líder que convoque voluntades, que tenga la capacidad de convencer y de conducir sin declinar, pero, sobre todo, que tenga la flexibilidad de escuchar, considerar reflexivamente las ideas de quienes lo siguen y tener la capacidad de tomar lo que resulta razonable tratando de no imponer caprichosamente lo que la realidad le demuestra que no es el camino.
Es así que cada comunidad va formando su perfil, su forma de ser que lo hacen diferente a otra comunidad que transita en forma simultánea su camino.
Sin perjuicio de todo esto, también existe un grupo de importancia variable, que quedan al margen, que no tienen oportunidades, ya sea por incapacidad, pero sobre todo porque ya nacen marginados y no encuentran oportunidad de integrarse a la formalidad y tienen que transitar por el margen, por fuera de las normas comunitarias, asumiendo caminos disruptivos, pero que también son parte de la comunidad y es responsabilidad de todos generar ámbitos para que los niños del futuro, no se transformen cuando adultos, en una carga nefasta para cada comunidad.
Obviamente que también hay quienes asumen la marginalidad sin necesidad porque no están dispuestos a transitar por los sinuosos caminos con altas bajas que marcan la convivencia social armónica y deciden transitar a “campo traviesa” sin respetar normas ni límites.
De todo este menjunje surge la sociedad en la que vivimos y cada uno de nosotros, de acuerdo a nuestra actitud terminamos por ser responsables de lo bueno y de lo malo de la comunidad que habitamos que en ocasiones tenemos la oportunidad de sentirnos orgullosos de lo que somos y vamos logrando y en otras, totalmente decepcionados.
Sin duda que la educación juega un papel esencial en la que deben ingresar en forma temprana todos los niños, en un centro de educación de tiempo completo, sobre todos en las áreas marginales para que tengan la oportunidad de integración social por largas horas en cada día, se puedan alimentar correctamente y ayudar a reparar el tejido social tan deteriorado que les ha tocado y que los lleva a quedar por fuera del sistema.
Al final la sociedad es sobre todo una suma de las conductas y cada uno aporta la suya para terminar siendo tal como somos.