Se trata de un fenómeno que fue captado por varias personas que cruzaron el arroyo en estos días, pero que a su vez se repite desde hace años en esa zona del cauce. El arroyo San Antonio tiene desembocadura en el río Uruguay, pero recibe cada vez que llueve el arrastre de las zonas de producción que poseen restos de agroquímicos que se aplican y terminan en el arroyo. En su mayoría -y de acuerdo a los reportes- se trata de bagre común y sábalos que suelen ser especies sensibles a algún tipo de producto que pueda haber contaminado el agua. Los peces parecen haber sido arrastrados de aguas arriba del arroyo en zonas de producción hortícola.
MUESTRA DE AGUA Y MÚSCULOS
La Dirección Nacional de Recursos Acuáticos, cada vez que tiene el reporte de una mortandad de peces que no tiene causa aparente, realiza un estudio del agua donde se hallaron las especies muertas y de los músculos y tejidos de los peces. Lo más importante cuando ocurren este tipo de fenómenos es analizar a los peces para detectar algún producto que haya sido determinante en la mortandad. Muchas veces, las especies más sensibles mueren por la temperatura baja del agua, pero en este caso la profundidad del arroyo y los días con temperaturas más bien cálidas que gélidas no sería el caso. En todos los casos DINARA advierte no manipular los peces sin protección y no consumirlos ya que se debe establecer las causas por las que murieron.