Este lunes 12 de agosto se representó por parte de Fucrea los resultados productivos y económicos de la zafra de verano 2023-24, donde se observan rendimientos buenos para el maíz y la soja, a pesar de las dificultades climáticas, sin embargo, esa misma problemática determinó mayores costos y márgenes netos negativos en ambos cultivos.
El Ing. Agr. Gonzalo Invernizzi, en la jornada Cultivos y Sistemas 2024 en Inia La Estanzuela, en cuento a los resultados productivos dijo que «fue un año muy bueno para maíz de primera, bueno para la soja de primera y no muy lejos del promedio para soja y maíz de segunda».
En este sentido el profesional marcó que en los últimos años ha crecido a la variabilidad de los rendimientos que está asociada a las condicionantes climáticas, donde en el caso del maíz de primera, existe una alta correlatividad del resultado productivo a las temperaturas, donde en los años niña, dichos rendimientos son menores.
Según Invernizzi, «en este año relativamente bueno en cuanto a precipitaciones, el ambiente de producción pesa mucho», por lo que aconsejó a tener en cuenta las diferentes variables de manejo como «fecha de siembra y material genético», además en lo que respecta al maíz de segunda, se debe «atender al nuevo complejo de enfermedades, que generó un impacto importante en los rendimientos de las chacras más al norte y sembradas más tarde».
Por su parte, desde el punto de vista económico, el Ing. Agr. Nazar Rodríguez, indicó que variables como el clima en los momentos de cosecha, la lluvia, el piso de la chacra, la humedad en entrega del grano, el mayor trayecto de traslado en tolva con los camiones fuera del campo, el estado de los caminos, y un mayor consumo de gasoil, han determinado mayores costos.
A esta situación también se ha sumado la baja del precio de venta, que ha determinado resultados netos negativos para la zafra.
SOJA
En el caso de la soja, los resultados de primera en la zafra 2023-24, fue de 2.765 kilos por hectárea, lo que significa un 20% más que el promedio de los años 2006/2007 a 2023/2024. Esto es 470 kilogramos más por hectárea. Por su parte en el caso de la soja de segunda el rendimiento fue de 2.283 kilos por hectárea, eso es un 13% más que el promedio, o 254 kilogramos más.
Invernizzi en su presentación, es que la soja de primera indicó que promedialmente en la serie de años, rindió 12% más que la soja de segunda, es decir 266 kilos más por hectárea.
Otro de los puntos más relevantes, desde el punto de vista productivo, fue la alta variabilidad que se ha registrado tanto para la soja de primera como de segunda, en los últimos años. Según el profesional de Fucrea, el coeficiente de variación de los rendimientos ha sido del 26 y 27% respectivamente para la soja de primera y segunda en la serie de años, sin embargo, entre 2006 y 2015 esa variación se ubicaba entre el 13 y 6% respectivamente, mientras que desde el 2016 hasta la fecha es del 38 y 37%.
Con riego es otro el resultado productivo. Según invernizzi, la soja de primera bajo riego tiene un rendimiento de 1.251 kilogramos más por hectárea que la de secano, mientras que, en la soja de segunda, el rendimiento es 1.056 kilogramos más por hectárea.
En el caso de los cultivos con riego de la oleaginosa, el coeficiente de variación es del 16% en soja de primera y 29% en segunda, pero los datos comienzan a relevarse desde el 2013/2014.
Desde el punto de vista económico, Nazar Rodriguez, indicó que los costos para la soja de primera en la zafra 2023/24 fue de US$ 757 por hectárea, mientras que para la soja de segunda fue de US$ 608 por hectárea.
Teniendo en cuenta los rendimientos antes mencionados y con un valor de US$ 400 por tonelada promedio estimada para la soja, el producto bruto es de US$ 1.016 por hectárea para primera y US$ 913 para la segunda.
Delante de ambos resultados, el margen bruto por hectárea es de US$ 349 para la soja de primera, con un margen neto de menos 63 dólares por hectárea, mientras que para la soja de segunda el margen bruto fue de US$ 305, con un margen neto de US$ 99 por hectárea.
Rodríguez indicó que el punto de equilibrio para la soja de primera fue de 2.951 kilos por hectárea, lo que representa incrementar un 7% el promedio alcanzando en la zafra, en tanto que, si se mantuviera el volumen de producción, el precio promedio debería subir 6% a US$ 423 por tonelada, para tener un resultado de equilibrio, es decir, no ganar ni perder.
MAIZ
En el caso del maíz, Invernizzi indicó un rendimiento de 7.295 kilogramos por hectárea para la zafra 2023-24 en las chacras de primera, incrementando un 46% el promedio histórico, es decir que se cosecharon 2.507 kilos más por hectárea. Por su parte, el maíz de segunda rindió 4.632 kilos por hectárea, lo que representa una caída del 2%, o sea 100 Kg menos por hectárea. El maíz tardío rindió 3.523 kg, lo que significa un 29% menos que el promedio, o sea 1.455 kilogramos menos.
En el promedio de la serie 2007/2008 hasta 2023/2024, el maíz de primera rindió un 13% más que el maíz de segunda, es decir 686 kilos más por hectárea. En ambos casos con un coeficiente de variación del 34% y 32% respectivamente. En tanto que el maíz de primera ha rendido en el promedio un 8% más que el tardío, es decir 440 kilos más por hectárea.
El maíz bajo riego ha venido creciendo en las últimas zafras, con rendimientos mejores y además menor variabilidad entre los mismos. Según Invernizzi, el cultivo regado tuvo rendimientos en 2023-24, que se ubican 3.709 y 2.870 kilos más por hectárea que en el secano, para primera y segunda respectivamente.
Por su parte el coeficiente de variación es del 18% en los cultivos bajo riego de primera, frente al 34% en secano, y en el caso de maíz de segunda la variabilidad es del 27% bajo riego y 32% en secano.
Al igual que en el caso de la soja, Invernizzi destacó que la variación de los rendimientos del maíz ha crecido de manera importante en los últimos años. En el caso del cereal de primera, entre 2006 y 2015, tenían una variabilidad del 29%, sin embargo, entre 2016 y 2024 ese coeficiente subió al 37%. Eso ocurre también para el maíz de segunda, donde la variabilidad pasa del 18 al 39%.
Por su parte, los resultados económicos, tampoco son los esperados. Según señaló Nazar Rodríguez, los costos del maíz de primera sumaron US$ 1.019 por hectárea, mientras que el segunda alcanzó los US$ 751 y el tardío US$ 948.
Con valores promedios ubicados en US$ 150 para el maíz de primera por tonelada, US$ 180 tanto para el de segunda como el tardío, el producto bruto alcanzando ha sido de US$ 1.189, US$ 834 y US$ 896 respectivamente.
Estos valores determinan un margen bruto de US$ 170 por hectárea para el maíz de primera, con un margen neto que termina situado en US$ 242 menos por hectárea. Para el maíz de segunda el margen bruto fue de US$ 83 por hectárea, pero con un margen neto negativo en US$ 123 dólares y el maíz tardío, cierra con márgenes negativos, el bruto cae US$ 52 por hectárea y el tardío US$ 463 por hectárea.
El punto de equilibrio para el maíz de primera sería de 9.845 kilos por hectárea, lo que implicaría un aumento del 24% del rinde alcanzado. En tanto que si la mejora viniera por el lado de los precios, el valor de la tonelada debería estar ubicada en US$ 180 para alcanzar el punto neutro.
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