Por Gustavo Varela
En estos últimos quince días que han pasado desde la última columna que escribí, ha pasado la elección de la primera vuelta en el Uruguay, y la elección en los EE.UU, acontecimientos que nos trajeron algunas curiosidades.
Antes que nada, realmente hay que sentirse orgulloso de ser habitante de este bendito país, donde podemos exhibir que a pesar de los enfrentamientos políticos, los que en muchos momentos son bastante ásperos, cultivamos entre todos, esos valores de republicanismo, tolerancia y ejercicio de la democracia, como no muchos a nivel mundial lo pueden hacer. Realmente fue una fiesta de la democracia ver como la jornada de votación se desarrolló con total normalidad.
No en vano, es ese reconocimiento a nivel mundial, que cada tanto nos llega, y hace hinchar el pecho de orgullo a todos.
Vamos a cortar con tanta dulzura.
Si hay algo que se repite ya hace muchísimo tiempo, y pareciera (lo voy a expresar de la mejor manera) que deja de ser casualidad y pasa a ser intencional, es el repetido horror de las encuestadoras de sobreestimar al FA y de subestimar al Partido Nacional.
Que los resultados variarían entre 45-47% el FA y el Partido Nacional alcanzaría el 21% y en algún caso se dudaba que podría alcanzar el mismo.
El resultado resultó 43% el FA y 27,5% el Partido Nacional y la sumatoria de los Coalicionados, trepó al 48%.
Hace ya varios procesos electorales, que aquellos que se dedican a pronosticar el comportamiento de los diferentes electorados, en la última encuesta antes del acto eleccionario, presentan una situación donde los números de unos están inflados, y los números del otro están deprimidos.
No puede ser casualidad que durante tantos años llevando a cabo dicha tarea “profesional”, siempre les pase lo mismo.
¿No aprenden la lección?
Crearon una sensación, fogoneado por algunos medios de comunicación, que no son objetivos, de que el FA triunfaría en primera vuelta, que hizo que las redes sociales ardieran de pronósticos falsos.
Pareciera que todos por igual, faltaron a las mismas clases donde se enseñaba a medir intención de votos, en la Universidad.
¡Y oh casualidad!
En EE.UU, pasó exactamente lo mismo. Nos vendieron la idea de una elección que iba a ser de final electrizante, y termina siendo una elección donde la representante de la izquierda norteamericana no quería salir a reconocer la temprana y furibunda derrota.
Un papelón de los encuestadores, al que parece que faltaron a las mismas clases que los orientales.
Que te quiero comunicar con ésta columna, atento lector.
¡Que no te comas la pastilla!
Existe un establishment académico, ayudado por otro informativo, que tratan sin ningún pudor, de incidir en las campañas electorales, llevando a cabo informes que retransmiten con complicidad los otros, buscando torcer la voluntad del votante.
Que los dirigentes políticos lo hagan está dentro de lo previsible, pero que lo hagan aquellos que se disfrazan de analistas objetivos en la academia o en los medios de comunicación, no corresponde en absoluto, pues están trampeando la confianza que puede tener en ellos la denominada opinión pública.
Mira y escucha atentamente durante estos días que faltan para la segunda vuelta, y te vas a dar cuenta enseguida quienes son.
Por eso te repito.
No te comas la pastilla.- Hazme caso.
Es la llamada política woke a nivel mundial.-
En la próxima amplío el concepto.
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