jueves 5 de diciembre, 2024
  • 8 am

Agenda woke. Práctica violenta

Gustavo Varela
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Gustavo Varela

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Sol

Por Gustavo Varela
En la columna de la semana pasada, escribíamos sobre lo que en la actualidad se llama la agenda “woke”, y es justo que aclaremos a lo que hacemos referencia.
Con el término “woke” se denominaban en el pasado a aquellas personas que tenían aflicción hacia los temas sociales y políticos, especialmente el racismo.
Sin embargo el término fue mutando y hoy se denomina “woke” a quienes se molestan mucho con los temas raciales, feministas, LGBT, los temas de género etc, y que por medio de prácticas coercitivas, generalmente violentas, intentan ser los “policías de palabras” cuando ellos consideran que lo que escuchan o ven puede ser representativo de conceptos misóginos, homofóbicos o racistas.
Pongo un ejemplo.
Los estudios Disney, han sentido la presión de colectivos “woke”, que piensan que las historias que nos contaban en el pasado, contienen conceptos que atentan contra ciertas minorías.-
Fue el caso de Blancanieves, que empezó a ser criticada y censurada dicha historia, por estigmatizar a los enanos.
Así como lo escuchan.
Resultado, se filmó una película de Blancanieves, donde no contrataron a personas enanas para protagonizarla, y en cambio mediante técnicas artificiales inventaron figuras representativas.
Saben cuál fue el resultado.
Las personas que padecen de enanismo, empezaron a protestar pues perdieron fuentes de trabajo.
Una cosa de locos.
Esas prácticas de hostigamiento, son conocidas como “método de cancelación”, un boicot social y profesional, que suele realizarse a través de las redes sociales, contra individuos que actuaron o dijeron algo que para ellos es intolerable.
Para los defensores de la agenda woke, dichas prácticas son formas de protestas “no violentas” que permiten defender (según el concepto de ellos) a minorías marginadas.
Para quienes criticamos las mismas, son prácticas de corrección política, que la llevan al extremo, y terminan atentando contra la libertad de expresión de las personas.
Pongo otro ejemplo, los woke, consideran que si un hombre se considera o se autopercibe mujer, es correcto que vaya al baño de las mujeres.
Quien ose controvertirlos, se transforma en un enemigo, al que se le descargan todas las pestes posibles, persiguiéndolos por donde vayan.
Hoy es una batalla ideológica la que existe entre los woke y quienes se oponen a las mismas, habiéndose introducido en una batalla política, donde los woke son sinónimo de de políticas de izquierda que promueven cosas como la equidad racial y social, el feminismo, el movimiento LGBT, el uso de pronombres de género neutro, el multiculturalismo, el activismo ecológico y el derecho a abortar.
Dentro de ellos se encuentra esa falsa intelectualidad, que se autoperciben como defensores de esas causas sublimes, y obligan por las buenas o por las malas a quienes son respetuosos de las decisiones personales, pero no quieren ser obligados a un pensamiento único, que se encuentre alineada y sometida a una ideología en la cual no creen.
El método es juntarse entre los que piensan que son superdotados mentalmente, básicamente profesionales universitarias, quienes envían manifiestos o mensajes que levantan algunos medios de comunicación que se encuentran en complicidad, para mostrar un mensaje de acompañamiento hacia las ideas que ellos denominan progresistas.
Justamente, las encuestas son un área, desde donde intentan formar opinión pública.
Esa batalla cultural, es la que se está librando en muchas partes del mundo, hoy día.
Esa es la batalla que si nos la plantean, la debemos dar, en nombre de la libertad.