Por Andrés Torterola.
Ilse Kasdorf -fundadora de Aldeas Infantiles SOS Uruguay- nació en Montevideo el 22 de febrero de 1921. El 18 de mayo de 1959, ya con 38 años, leyó en una revista un artículo sobre HermannGmeiner y la creación de Aldeas Infantiles SOS en Austria. Ilse viajó a Alemania y Austria para conocer de cerca las aldeas. En 1960 obtuvo los estatutos de la Asociación Uruguaya de Aldeas Infantiles SOS y, dos años después, obtuvo un terreno junto al Parque Lecocq en Montevideo. Las primeras casas llevaron los nombres de Austria, Alemania y Dinamarca. Más tarde llegarían la casa Rotary, Suiza, EE. UU., Río de la Plata, Ombú y Noruega. En los ochenta se inició la construcción de la Aldea de Salto en un predio cedido por la Intendencia departamental. Se inauguró en 1985. En 1990, al mismo tiempo que Uruguay ratificaba la Convención sobre los Derechos del Niño, abrió sus puertas la Aldea de Florida, la más reciente.
FINANCIADAS POR INAU
Para conocer el funcionamiento actual de Aldeas Infantiles en Salto, 39 años después de su inauguración, CAMBIO entrevistó a Nancy Borghi, Directora del Programa Salto de Aldeas Infantiles SOS. Borghi explicó que la organización cuenta con diversas fuentes de financiación, siendo el 75% de los programas desarrollados en Salto financiados mediante convenios con el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU). En el caso de los CAIF y clubes de niños, la financiación está completamente cubierta por estos convenios. Sin embargo, en el área de cuidado residencial, que implica atención las 24 horas para niños, niñas y adolescentes separados de sus familias, los recursos proporcionados por INAU no alcanzan a cubrir la totalidad, es ahí donde Aldeas abre una gama de propuestas denominadas desarrollo de fondos, que tienen como objetivo continuar el cuidado de los chiquilines con una atención de calidad, brindándole terapias, atención con odontólogos, actividades lúdicas, entre otras.
200 PERSONAS TRA
BAJANDO
“Si dependiéramos únicamente de los recursos que recibimos del Estado, no alcanzaría para cubrir otras necesidades, como la reparación del daño”, señaló Borghi. Para afrontar este desafío, cuentan con un equipo dedicado a dialogar con empresarios y gestionar recursos adicionales que les permitan continuar con su trabajo. Además, realizan diversas actividades de recaudación de fondos, como el reciente asado solidario. Hay empresas que tienen un padrinazgo hacia aldeas infantiles y colaboran de diversas maneras. Como contrapartida las empresas tienen un descuento en los impuestos. En Salto hay 200 personas trabajando en Aldeas Infantiles en los diferentes convenios con INAU, los criterios para recibir a los niños son diversos, por ejemplo, en los CAIF y club de niños, es el reglamento de INAU. Para el ingreso a Aldeas Infantiles, en lo que tiene que ver a cuidado residencial o atención al contexto todo pasa por la dirección departamental de INAU, no es aldeas la que pone criterios. “Nosotros recibimos cuando un juez desvincula a un niño/a o adolescente de su familia, éste pasa a INAU y la institución si no tiene lugar en sus hogares oficiales solicitan un lugar en aldeas infantiles”.
120 NIÑOS/AS Y ADOLESC
ENTES
Aldeas Infantiles en Salto sería lo más grande dentro del sistema de protección en convenio con INAU, los que necesitan este cuidado residencial en Salto son 120, niños, niñas y adolescentes, todos han pasado por una vulneración que le puso en riesgo su vida. Al ser consultada sobre los resultados que se tienen con estos chiquilines que ingresan a Aldeas Infantiles, Borghi dijo que existe una base de datos que informa sobre la parte educativa, de salud y demás, todo lo que hay que evaluar para saber de qué manera actuar el próximo año.
NO HAY PLANES
ADOPTADOS
Luego que estas personas reciben toda la atención necesaria viviendo en casas con aire acondicionado, colchones y acolchados a su gusto, alimentación adecuada y atención médica y psicológica, llegado el momento, a los 18 años, los que no se reintegran a sus familias, tienen que salir de Aldeas Infantiles, ¿qué pasa con esas personas al cumplir mayoría de edad? Si se arma un proyecto con el joven, porque está trabajando y necesita un tiempo más acompañado por el equipo, se le brinda una prorroga y un asesor lo acompaña para que busque una casa, y su sostenibilidad, además recibe apoyo porque sigue dentro del sistema de protección.
NO HAY SISTEMA DE
EVALUACIÓN
Después de los 18 años no puede estar más de un año y medio, como máximo en Aldeas Infantiles, se trata de hacer acuerdos con empresas para pasantías laborales que en Salto no se han dado mucho. Cuando los gurises egresan y no han logrado insertarse a otra familia o a la suya propia, la salida no es fácil, no hay planes adaptados para jóvenes que tienen 18 años. Sin trabajo no pueden adaptarse ni pagar un alquiler y muchas veces vuelven al mismo lugar de donde un día fueron rescatados. Sobre el porcentaje de jóvenes que ingresan a Aldeas Infantiles que logran insertarse a la sociedad, no hay un sistema de evaluación, consultado el Presidente del INAU Guillermo Fossati al respecto, indicó que la institución tiene una asignatura fuerte pendiente en todo lo que significa medición de resultados, incluso con los CAIF, las ultimas evaluaciones son del año 2010.
ASISTENCIA
Actualmente cuenta con 56 casas en los cuatro programas (18 en comunidad y 38 en aldea), y en esos lugares se trabaja con 390 niños y adolescentes. El modelo que se replica es el creado en 1949 en Austria, cuando la Segunda Guerra Mundial dejó a innumerables criaturas sin sus familias, situación que llevaba a internar a los huérfanos en orfanatos. Contra esa forma institucionalizada, la primera Aldea Infantil del mundo impulsó una recreación de la familia protectora, en una casa saludable, con una Madre Social dedicada a criar a niños solos o junto a sus hermanos. En 134 países, Aldeas Infantiles brinda cuidados y protección a más de 600 mil niños y adolescentes.
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