Como dos extraños
Por el Dr. César Suárez
Durante casi 30 años que se cumplen en mayo del año que viene, vengo escribiendo una columna semanal en CAMBIO y en este espacio he recorrido cuantos temas se pueden imaginar a pesar de que la primera intención había sido para escribir sobre medicina, pero después se disparó para cualquier tópico.
En ocasiones los temas se repiten desde diferentes ángulos porque no hay tantas cosas de las que hablar y en cada ocasión, es una oportunidad de reflexión personal que se comparte con todo aquel que por ahí se le da por leer.
Cada día tengo la costumbre de despertarme a la hora siete o poco antes y como me aburre estar horizontal y despierto, razón por la que me verticalizó y rápidamente me dirijo al mejor lugar que para mí existe en el mundo, una construcción que está en el fondo de terreno de mi casa.
El sábado 30 de noviembre, me puse, en el entorno de las 9 de la mañana a ver un programa de televisión de música folclórica y tangos y no sé porque razón, los tangos me pueden, quizás porque en mi casa desde mi niñez se oían a diario en la radio, pero creo que lo más atrae son las letras.
En esta ocasión había un cantor de tangos que se puso a interpretar un tema escrito por José María Contursi titulado “Como dos Extraños”.
Contursi había nacido en Buenos Aires el 31 de octubre de 1911 y era un poeta que podía sintetizar cualquier historia en una letra de tango que perduraría por siempre interpretado por cuanto cantante famoso se le ocurría y llegó a escribir decenas de tangos famosos.
En 1940 escribió “Como dos extraños” inspirado en la historia de un mozo y al que músico Pedro Láurenz le puso música.
La historia trascurrió en un cabaret llamado Marabú ubicado en un subsuelo, en la calle Maipú 359 casi Avenida Corrientes en Buenos Aires. A ese lugar había llegado una mujer Cordobesa de particular belleza y con un mozo, que también era cordobés comenzaron una relación que los llevó a convivir, sin embargo, en una ocasión llegó un señor al lugar que tomó a la mujer a cachetazos y trató de llevársela a las fuerzas y cuando los parroquianos lo sujetaron y le estaban por pegar, este exhibió una libreta de matrimonio certificando que era su mujer y se la llevó, era otra cultura, pero más o menos como ahora, que nadie se mete, ni la comisaría ni la justicia
El mozo quedó sentimentalmente destruido y dos años después se fue a buscarla a Córdoba y la encontró detrás de un mostrador de almacén, desarreglada, envejecida indiferente, por lo que volvió a Maribú, desconsolado contando su desventura a sus amigos y Contursi tomo su historia y escribió ese famoso tango.
“Me acobardó la soledad y el miedo enorme de morir lejos de ti, que ganas tuve de llorar, sintiendo junto a mí, la burla de la realidad y el corazón me suplicó, que te buscara y le diera su querer, me lo pedía el corazón y entonces te busqué, creyéndote mi salvación, y ahora que estoy frente a ti, parecemos, ya ves, dos extraños, lección que por fin aprendí, como cambian las cosas los años, angustia de saber, muertas ya la ilusión y la fe, perdón si me ves lagrimear, los recuerdos me han hecho mal. Palideció la luz del sol, al escucharte fríamente conversar, fue tan distinto nuestro amor y duele comprobar, que todo, todo terminó, que gran error volverte a ver, para llevarme destrozado el corazón, son mil fantasmas, al volver, burlándose de mí…….
Si alguien le queda la curiosidad de escuchar ese tango, les recomiendo que busquen en internet las versiones cantadas por Roberto Goyeneche, pero, sobre todo, la de Adriana Varela y en todo caso, después me dicen.
La letra, la música, la interpretación, una verdadera obra de arte.