Por Carlos Silva
En la recta final de la campaña hacia la Presidencia de la República, escuchamos a varios actores del Frente Amplio criticar al Presidente Lacalle Pou por involucrarse supuestamente en la contienda electoral. Lo acusaban de aparecer todos los días en actos públicos, inauguraciones o visitas a localidades alejadas de la capital. Sin embargo, ahora que la campaña terminó, Luis sigue igual: presente, cercano, trabajando.
Esa continuidad demuestra que su presencia no respondía a un cálculo electoral, sino a una manera de gestionar. Durante todo su período, el Presidente recorrió el país, escuchó y aprendió de las realidades de la gente. Gobernar así no es solo una decisión política, es un compromiso y un estilo de vida elegido. No guiarse por lo que le dicen, sino por lo que ve y vive, ha sido su sello distintivo.
Conocemos a Luis Lacalle Pou desde hace casi 15 años. Hemos trabajado junto a él y podemos afirmar con certeza que nunca ha cambiado su esencia. Evolucionó, sí, pero siempre mantuvo la coherencia en su manera de hacer política. Transmitió ese estilo a quienes lo rodearon y lo aplicó en su gobierno. Esa constancia lo ha definido desde el principio, y así seguirá hasta el último día de su mandato.
Este no fue un gobierno que usó la calculadora electoral para tomar decisiones. Las acciones importantes se hicieron porque eran necesarias, no porque convenían políticamente. Ahora, pasada la campaña, abundan las opiniones “con el diario del lunes”. Sin embargo, pocos se atrevieron a hablar antes o a asumir los costos de las decisiones en su momento.
Con el fin de año y del período de gobierno acercándose, vemos una transición en marcha, inauguraciones de obras, actos y eventos por todo el país. No son apariciones de despedida, sino la continuidad de un estilo de gobernar que no cambia según las circunstancias. Cuando se tiene convicción en el camino elegido, no es necesario actuar diferente por obtener réditos políticos.
Estamos convencidos de que este ha sido el mejor gobierno desde el retorno a la democracia. Luis Lacalle Pou ha sido el Presidente más cercano al pueblo en nuestra historia, y los índices de aprobación de su gestión lo confirman. Pero más allá de encuestas, esto se percibe en la realidad diaria en cada una de sus apariciones públicas.
El próximo gobierno recibirá un país en marcha, con grandes temas ya encaminados o resueltos. La reforma educativa, la reforma de la seguridad social, la significativa baja en los delitos denunciados, el crecimiento económico y la posición fortalecida de Uruguay en el mundo, son logros que nadie puede ignorar. El presidente electo, Yamandú Orsi, y su equipo tienen ante sí un excelente punto de partida.
El gobierno de Luis Lacalle Pou preparó al país para el próximo salto en las transformaciones necesarias. Trabajará hasta el último día y lo sigue demostrando. La vara queda alta. Ahora, el desafío es superarla, pero con ambición: saltando más alto, no bajándola.
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