Por Carlos Arredondo
“23 horas del día miércoles 15 de octubre. Las murgas siguen ensayando, lo están haciendo desde el mes de julio. ¿Los vecinos no duermen? Al otro día se trabaja… Y a nadie le importa.”
El mensaje enviado esta semana a la redacción de diario CAMBIO por un vecino de la ciudad de Salto, volvió a poner sobre la mesa un tema recurrente: el conflicto entre la vida cultural y el descanso de los habitantes.
Como cada año, cuando el calendario se acerca al verano y las murgas y comparsas afinan bombos, platillosy toda la batería para ofrecer el mejor carnaval, también se elevan las quejas de vecinos, (quienes aspiran a un descanso reparador y merecido) por los ruidos nocturnos.
¿Qué dice la norma?
En el departamento de Salto los ruidos molestos están regulados por el Decreto Departamental Nº 5945/1997, que establece medidas de prevención, vigilancia y corrección de la contaminación acústica. Dicha norma considera “ruido molesto” a todo aquel sonido que por su intensidad, horario o duración, afecte el bienestar, la salud o el descanso de las personas. El texto faculta a la Intendencia de Salto a fiscalizar, intimar o sancionar a los infractores, aunque deja a criterio de la administración la fijación de niveles máximos de ruido o la definición de zonas de tolerancia sonora.
En la práctica, la aplicación del decreto depende de las denuncias ciudadanas y de la disponibilidad de personal de inspección, factores que limitan la eficacia del control y dejan en falsa escuadra la real aplicación de la norma.
¿Y la cultura?
Las murgas y comparsas salteñas suelen comenzar sus ensayos entre junio y julio en espacios abiertos o clubes barriales.
Los vecinos aseguran que el ruido puede oírse a varias cuadras de distancia, especialmente en zonas donde residen personas que pretenden descansar tras una jornada laboral y al otro día, el bucle de la vida impone madrugar con el mismo fin.
Por su parte los cultores de las agrupaciones, así como sus seguidores, sostienen que no existen suficientes espacios, por lo que recurrir a clubes, casas de familia, o espacios específicos, es la única opción posible para lograr una presentación digna y a la altura de las circunstancias.
Durazno, el único que tiene zonas de exclusión
En Durazno las cosas están un poco mas claras, por tanto los “desencuentros” son menores. Allí el Decreto Departamental Nº 1190/1997 —modificado en 2002— prohíbe expresamente “la generación de ruidos que afecten la tranquilidad, el reposo o la salud de la población” y establece incluso zonas de exclusión acústica dentro del casco urbano.
Esa figura, inexistente en Salto, permite restringir determinadas actividades en áreas cercanas a hospitales, centros educativos o zonas residenciales.
El contraste muestra cómo cada intendencia adapta la regulación sonora ambiental a su realidad local, aunque con un denominador común: la dificultad para fiscalizar y hacer cumplir la norma.
Un equilibrio pendiente
El conflicto entre el descanso vecinal y la actividad cultural plantea un dilema urbano aún sin resolver: Mientras las agrupaciones defienden su derecho a ensayar y preservar la tradición carnavalera, los vecinos piden respeto a los horarios de descanso y mayor fiscalización.
El debate revela una cuestión más profunda: la falta de planificación sonora en las ciudades y la necesidad de actualizar los marcos normativos.
Como denunciar ruidos molestos en Salto
Para denunciar ruidos molestos en Salto, cualquier ciudadano puede presentar una denuncia llamando a la Oficina de Ruidos Molestos de la Intendencia a través del teléfono 092 343 985 durante su horario de atención (lunes a jueves de 07:00 a 15:00 y viernes y sábados de 22:00 a 06:00). Esta oficina depende directamente de la dirección de Contralor, a cargo de José Luis Presentado.
Una vez recibida la denuncia, se realiza una inspección técnica y, de corresponder, una intimación o multa.
No obstante, el procedimiento depende de la existencia de personal disponible en el momento de la infracción, lo que muchas veces complica la respuesta inmediata.
Límites de Ruido Permitidos en Salto
En la siguiente tabla se expresan los valores permitidos en nuestro departamento para la emisión de sonidos

Más allá del reclamo puntual de un vecino, el caso vuelve a poner en discusión la convivencia entre cultura y descanso, un equilibrio que requiere normas claras, fiscalización efectiva y, sobre todo, respeto mutuo entre artistas y comunidad. Claramente, las autoridades tienen tarea para realizar.