Por Andrés Torterola
La transformación de la matriz productiva en el sector citrícola ha llevado a la situación actual, marcada por una notable reducción en la duración de las zafras. En los últimos años, las empresas del rubro se han orientado hacia variedades exclusivamente exportables a Estados Unidos, aprovechando una ventana comercial específica que, si bien permite acceder a un mercado exigente y rentable, concentra toda la actividad en un período muy corto. Como consecuencia, se procesa un gran volumen de fruta en pocos meses, lo que genera un impacto directo en la cantidad de jornales disponibles para los trabajadores.
Además, las heladas registradas en junio y julio provocaron pérdidas significativas de producción, acentuando aún más la caída del empleo zafral. Desde entonces, las empresas se vieron obligadas a reducir paulatinamente la duración de la cosecha por la falta de fruta en los montes.
Cabe señalar que esta transformación varietal no se realizó pensando en generar más fuentes laborales, sino en responder a las exigencias del mercado internacional. Estados Unidos, principal destino de exportación, demanda frutas sin semillas, lo que llevó a que casi todas las empresas apostaran por este tipo de variedades. Como resultado, las ventanas comerciales se han vuelto cada vez más estrechas, concentrando el trabajo en un breve lapso y dejando largos períodos sin actividad para cientos de familias que dependen de la zafra.
PARTICIPACIÓN Y CONTROL
CAMBIO dialogó con el Inspector General del Trabajo y de la Seguridad Social, Luis Puig, quien señaló que visita con frecuencia el departamento de Salto para mantener un contacto directo con la realidad laboral. Explicó que todo lo relacionado con las condiciones laborales, la precarización y el incumplimiento de las normas en los lugares de trabajo le corresponde a la inspección, que —según afirmó— viene desarrollando una labor activa y sostenida en la región.
Puig destacó que el trabajo del organismo se centra en garantizar el cumplimiento de los derechos laborales y la protección de los trabajadores, especialmente en los sectores más vulnerables, donde las condiciones suelen ser más difíciles. En ese sentido, recordó que en el sector de la caña de azúcar se logró mejorar significativamente la situación gracias al funcionamiento de ámbitos de diálogo tripartito entre empleadores, trabajadores y el Estado, lo que permitió avanzar en acuerdos que fortalecieron la formalización del empleo y la seguridad en las tareas.
El jerarca subrayó la importancia de contar con los recursos necesarios para replicar esta experiencia exitosa en otros rubros del país. Por eso, expresó su confianza en que el Parlamento apruebe el presupuesto solicitado por la Inspección General del Trabajo, que permitiría extender este modelo de participación y control a sectores como el de los trabajadores citrícolas, las canteras de piedra, el arroz y otras áreas productivas.
