El Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) ha emitido sus recomendaciones técnicas para el manejo del ovino durante el mes de febrero, un mes clave para la preparación de la majada para la encarnerada. En este sentido se enfatiza en la revisión de carneros, el monitoreo del estado corporal de las ovejas y la clasificación de los animales según su rendimiento y necesidades nutricionales.
Durante la primera quincena, el SUL recomienda una exhaustiva revisión de los carneros, clasificándolos en tres categorías: aptos para servicio, suplentes y refugo. Es clave calcular la disponibilidad de machos, asegurando uno cada 3% sobre la majada a ser servida, y planificar la compra de reproductores en caso de necesidad. También se aconseja atender su alimentación con sombra y agua, dosificar contra parásitos y realizar un chequeo de eficacia a los diez días.
Las borregas destinadas al servicio deben ser pesadas y clasificadas en tres grupos: las que superan los 35 kg, las que pesan entre 30 y 34 kg, y aquellas de menos de 30 kg, estas últimas destinadas a refugo. Para lograr un buen desempeño en la encarnerada, el lote medio debe recibir una mejora en la alimentación que le permita alcanzar los 38-40 kg necesarios.
En lo que respecta a las corderas, la selección debe priorizar aquellas que alcanzan el peso mínimo de 38 kg. La encarnerada de estas hembras se recomienda un mes después del inicio de la encarnerada general de la majada, asegurando un adecuado desarrollo corporal antes del servicio.
En cuanto a los corderos, es fundamental monitorear su estado mediante pesajes y análisis de parásitos gastrointestinales, lo que permitirá evaluar su evolución y tomar decisiones sobre tratamientos sanitarios.
En la segunda quincena, la atención debe centrarse en la clasificación de las ovejas adultas, evaluando su boca, ubre y condición corporal. Las de peor estado corporal, con un puntaje inferior a 3, deben recibir una alimentación diferenciada en pasturas de buena calidad para mejorar su condición antes del servicio. También se recomienda baños preventivos de patas y un control constante de la parasitosis, con tratamientos específicos en caso de ser necesarios.
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