martes 4 de marzo, 2025
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INBA reglamentó las actividades y espectáculos de jineteadas

Sol

El Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA) aprobó la Resolución N° 3/2025, que establece normas rigurosas para la monta de equinos, híbridos y asnos sin domar, es decir que estableció la normativa para los espectáculos y actividades de jineteadas. En un contexto donde el respeto y la protección de los animales cobran cada vez mayor relevancia, este reglamento, firmado en Montevideo el 10 de febrero de 2025, promete transformar la forma en que se organizan y ejecutan estas actividades, garantizando estándares de seguridad y bienestar que refuerzan el compromiso ético de los involucrados.
La nueva normativa impone obligaciones claras tanto para los organizadores como para propietarios, jinetes y cuerpos técnicos. Se exige una notificación previa al Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA) y la presencia de un equipo veterinario acreditado que supervise cada aspecto de la competencia, desde el ingreso de los animales al predio hasta la disposición final de cadáveres en casos de accidentes fatales. Este control se extiende a la revisión minuciosa de los entornos de concentración, garantizando instalaciones adecuadas que eviten lesiones, y a la implementación de seguros obligatorios para jinetes, con el objetivo de cubrir cualquier eventualidad.
El protocolo vigente detalla además estrictos requisitos sanitarios y de seguridad para los equinos. Se establece la obligatoriedad de contar con certificados de salud que aseguren la ausencia de enfermedades y lesiones, y se prohíbe tajantemente el uso de sustancias o medicamentos sin la debida autorización veterinaria. Asimismo, se regulan las condiciones para la participación de los jinetes, que deben presentar documentación actualizada y demostrar un historial libre de maltrato o tenencia irresponsable, asegurando que la integridad física y emocional del animal sea la prioridad en cada competencia.
A lo largo del documento se subraya la importancia de la coordinación entre el capataz de campo, quien además será el responsable de bienestar animal, y el cuerpo médico veterinario. Estos actores tendrán la última palabra en la toma de decisiones durante el desarrollo de los eventos, interviniendo de inmediato ante cualquier signo de dolor o conducta anómala en los animales. La normativa se muestra firme ante la posibilidad de sanciones, que van desde apercibimientos y multas hasta la confiscación de animales o la suspensión de autorizaciones, demostrando una política de cero tolerancia frente a cualquier incumplimiento.