La cotización de la soja cerró con pérdidas este lunes 21 de abril en el mercado de Chicago, golpeada por una tormenta perfecta que incluye disputas políticas internas en Estados Unidos, incertidumbre comercial con China, condiciones climáticas desfavorables y una creciente presión de la oferta sudamericana. En medio de una jornada negativa para Wall Street, marcada por el enfrentamiento entre el presidente estadounidense Donald Trump y el titular de la Reserva Federal, Jerome Powell, los contratos de mayo y julio de la oleaginosa cayeron a 378,28 y 382,69 dólares por tonelada respectivamente, lo que representó bajas de 2,57 y 2,29 dólares en cada caso.
Aunque las tensiones comerciales con China aún no afectan directamente los embarques actuales de soja -que se concentran entre octubre y febrero- el temor a una prolongación del conflicto podría tener consecuencias significativas para la campaña 2025/2026. La sombra de la primera guerra comercial entre ambas potencias, ocurrida entre 2018 y 2020, resurge como una amenaza latente para los productores estadounidenses, que ya enfrentan un contexto de incertidumbre económica y política interna.
A este escenario se suma un factor climático clave: las lluvias excesivas y los anegamientos previstos para esta semana en zonas agrícolas críticas de Estados Unidos amenazan con alterar el ritmo de la siembra de granos gruesos. En el plano especulativo, esta situación alimenta la posibilidad de que algunos agricultores opten por cambiar maíz por soja, debido a que esta última cuenta con una ventana de siembra más extensa. Esta hipótesis añade presión a un mercado que ya se muestra volátil y atento a cualquier movimiento externo.
En paralelo, el ingreso de soja sudamericana continúa presionando los precios. Con la cosecha brasileña prácticamente finalizada y las primeras tareas de recolección avanzando en Argentina, el circuito comercial comienza a reabastecer la demanda de la industria procesadora, lo que reduce el protagonismo de la soja estadounidense en los mercados globales. Este flujo creciente desde el sur del continente se convierte en un elemento clave en la dinámica de precios a corto plazo.
A pesar del contexto complicado, los datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) sobre la inspección de embarques no mostraron sorpresas negativas. Entre el 11 y el 17 de abril, se despacharon 550.924 toneladas de soja, una cifra apenas inferior a las 554.893 toneladas de la semana anterior y dentro del rango previsto por los operadores, que iba de 400.000 a 750.000 toneladas. Sin embargo, estos volúmenes estables no fueron suficientes para frenar la tendencia bajista, que responde más a factores estructurales que coyunturales.
