Dr. Fulvio Gutiérrez
Las tres palabras que conforman el título que elegí dar a esta columna, resumen, con claridad y precisión, lo sucedido en el departamento de Salto, en las recientes elecciones departamentales y municipales, que determinaron el triunfo de la Coalición Republicana. Y no es una originalidad en esta situación, sino un principio de acción en diferentes ámbitos de la vida, cuando la voluntad individual de una persona o de un grupo de personas, o en este caso, un grupo de partidos políticos, comprende que la empresa y fin de su accionar requiere de la conjunción de acciones que tiendan a ese mismo fin y objetivo.
Las jerarquías políticas de los Partidos Nacional, Colorado y Cabildo Abierto de Salto, se dieron cuenta que tenían fines políticos comunes, y entonces decidieron reunir sus fuerzas para lograr la concreción en los hechos, de tales fines. Llegaron a un acuerdo político, luego lo concretaron desde el punto de vista jurídico, lo registraron en la Corte Electoral, y entonces crearon un nuevo lema bajo el nombre Coalición Republicana, que supuso, entre otras cosas, acumular los votos de cada uno, en un resultado común. Realizado el escrutinio primario, se constató que el lema Coalición Republicana había ganado las elecciones departamentales en Salto, por una diferencia de 12.273 votos, sobre la votación obtenida por el Frente Amplio.
No me es ajeno todo lo que supuso, entre las jerarquías políticas locales, llegar a este resultado, y surge como evidente conclusión cuánto vale el coraje de trascender de los pequeños y queridos espacios para encarar los proyectos políticos y electorales con la mente abierta, pensando en tomar un camino en conjunto con las agrupaciones que tienen fines comunes, para lograr el objetivo final. Esto no debe ser interpretado como una desvalorización de la propia identidad política.
La misma no queda de lado, sino que se refuerza para nutrir y poder hacer efectivos objetivos, procesos, proyectos, y caminos para llegar a ellos. Todos los partidos políticos y aún los sectores dentro de los partidos, presentan maticen en sus concepciones. Pero si los grandes principios y valores son compatibles y los mismos solo se pueden alcanzar unidos únicamente, la coordinación lo hace posible. No es otra cosa que darle importancia al objetivo común, sin despreciar las aspiraciones particulares de cada grupo.
Un día leí que hay tres cosas que solo sirven si se las abre: los paraguas, los libros y la mente humana. Cuando la mente se cierra, y no reconoce las virtudes de los demás, y se razona con criterios egoístas, los objetivos no se consiguen, porque las fuerzas individuales no son suficientes. Pero cuando la mente deja de lado sus egoísmos, y hasta renuncia a determinados objetivos en beneficio de los pares, que, a su vez, también renunciaron a objetivos en nuestro beneficio, entonces los objetivos se obtienen.
Eso es lo que pasó el domingo 11 de mayo en Salto y lo reconoció la Sra. Intendenta de Salto, Ingrid Urroz, cuando dijo: “No esperaba perder, la diferencia me asombró. Si no hubieran estado unidos blancos y colorados, no nos hubieran ganado”. Y es así. Esto no debería extrañarle al Frene Amplio que nació precisamente para tener posibilidad de ganarle a los partidos Nacional y Colorado a nivel nacional.
En esa instancia los partidos Comunista, Socialista y otros grupos consideraron que tenían un objetivo común y contrario al de los partidos fundacionales que ameritaba unirse más allá de sus profundas discrepancias. En estos últimos tiempos, de modo lento pero seguro, los partidos fundacionales y otros grupos han comenzado a recorrer el camino del entendimiento basados en la existencia de valores esenciales que les son comunes.
En este proceso los dirigentes políticos de Salto supieron ver cuál era el rumbo adecuado a seguir en favor de los supremos intereses de la ciudadanía. Y el resultado está a la vista. Claro, el desastroso gobierno del Dr. Andrés Lima ayudó bastante. Pero eso lo veremos en otra oportunidad.
