Por Pablo Vela
Dos meses de gobierno nacional y lamentablemente las costumbres de los políticos frenteamplistas no son distintas a lo que nos mostraron sus gobiernos anteriores.
Ya apareció la «doble vara moral». La que se refiere a la aplicación de estándares éticos o morales diferentes, y a menudo contradictorios, a situaciones similares, dependiendo de quién esté involucrado o qué intereses estén en juego. En el contexto político, esto implica que un partido o actor político critica severamente ciertos comportamientos cuando son cometidos por sus adversarios, pero los minimiza, justifica o ignora cuando son realizados por sus propios miembros.
Ya pasaron: Cecilia Cairo, Rodrigo Arim y Alejandra Koch, ministerio, OPP y ANP salpicados por hechos personales de quienes predican una cosa, llegan a cargos públicos incluso por esa prédica pero no practican en los hechos lo que dicen defender.
¿Ya pasaron? ¡En dos meses! 3 casos de lo que no queremos más en política en los cuales la solución no fue cortar de cuajo sino justificar lo injustificable hasta donde se pueda o venderse como héroes cuando la presión es insostenible y se piden renuncias.
Esta nueva modalidad o “forma de vida” (de exigirle a los ciudadanos “comunes” el pago de los impuestos en forma y plazo pero no hacerlo quienes llegan al gobierno compañero) nace hace unos años con el verborrágico Oscar Andrade (construcción no declarada), seguido por los casos arriba mencionado, modalidad que parece seguir con el flamante intendente de Lavalleja frenteamplista Daniel Ximénez que tampoco practica lo que predica y también salieron a justificarlos los compañeros con argumentos como “no sabía”, “paga lo que le viene, no sabía que no responde al total de metraje construido”, etc. En definitiva eso de pagar Contribución Inmobiliaria o Impuesto de Primaria no les cae bien.
La doble moral compañera: ellos, nosotros. La división eterna.
Estas críticas reflejan la complejidad de la política y las tensiones entre los principios declarados de un partido y las acciones de sus miembros.
En campaña electoral la premisa era sacar a los niños de la pobreza, luchar contra la falta de vivienda, fortalecer los sistemas de ayuda social. En el discurso todo para aplaudir pero a la primera de cambio: 32.5 millones de dólares en una compra del Instituto Nacional de Colonización por una estancia para colonos que trabajarían en el rubro de la lechería. ¿Cuántos? ¿Cómo? nada se sabe oficialmente, todo pasaría a estudiarse luego de la compra. No se gastaron en viviendas (solucionando la vida de miles), ni en los niños (solucionando la vida de miles), se compró todo de manera forzada y traída de los pelos para no más de 20 familias que aún no se conocen. El doble discurso nuevamente.
¿Se imagina ud. si lo narrado fuera de casos de políticos de los Partidos tradicionales?
Ni hablar de la manera que nos enteramos, fuera de lugar, tiempo, falta de respeto, combo completo.
El dato: el presidente del Instituto Nacional de Colonización, el frenteamplista Eduardo Viera también debe pasar por caja a regularizar adeudos con el BPS en este caso por construcción en su calidad de colono. Cuestión por la cual también en el organismo que hoy preside tiene un expediente abierto por falta de aporte de documentos de finalización de obras, aportes al BPS, etc.
¿Qué si fueran de otro partido político ésta columna no se escribiría? Tenga la plena certeza que sí. Lo bueno siempre, no importa de quien venga, lo malo es malo, tampoco debe importar de quien venga.
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