sábado 12 de julio, 2025
  • 8 am

Ser padres hoy: desafíos en la crianza de niños con la llegada de la virtualidad

Alexandra Ledesma
Por

Alexandra Ledesma

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Por Alexandra Ledesma
Socióloga y Educadora Sexual
Vivimos en tiempos en los que la realidad se funde con la virtualidad y a un ritmo al que nos cuesta adaptarnos. Esta brecha se hace más notoria en la actualidad, sobre todo teniendo en cuenta las grandes diferencias generacionales, entre estos vínculos, padres e hijos.
Mientras los adultos recordamos la infancia entre juegos en la calle, el contactarnos solo mediante una visita inesperada a la casa de algún amigo, o de una llamada desde el teléfono fijo, los niños de hoy nacieron en un mundo completamente digital. Pantallas, redes sociales, juegos en línea, acceso a información (o desinformación). Todo esto genera preocupación, incertidumbre, ansiedad entre los adultos, dado a que puede entenderse como la vertiginosa pérdida de control sobre los más jóvenes.
Con la pérdida de control, la falta de límites, sumado a ello el miedo a una supervisión que rompa el dialogo, que se pierda la confianza, que al entrar a este mundo virtual se confunda con la realidad, y evitar todo esto, es un trabajo exclusivo del mundo adulto.
Se debe tener muy presente que supervisar no implica invadir, sino cumplir con el rol de adultos responsables de la crianza de niños sanos emocionalmente.
Tener en cuenta el tiempo de uso de las pantallas y cuál es el contenido, es fundamental para un cuidado controlado, limitar este consumo, trae consigo, una mejora en muchos otros ámbitos, entre ellos, el tiempo que se comparte con los pequeños.
Se enfrentan a situaciones que no saben manejar, ante contenido inapropiado, que en ocasiones aparece de forma no buscada, pero que en otras se accede a propósito.
No olvidemos que la curiosidad es parte importante de la niñez y la misma puede exponerlos a diversos peligros.
Entre estos peligros, violencia, contenido sexual, un lenguaje incorrecto y ofensivo, así como una sobre-estimulación, la falta de concentración, o la perdida de la misma de forma muy rápida, también se ve afectado el sueño y el área emocional, además de introducirse con la virtualidad nuevas formas de acoso, estafas, engaños, y adicciones.
Pero ¡calma!, la tecnología no llego para romper vínculos o para introducirnos en un mundo de malicia absoluta, por lo menos ese no era el objetivo, puede ser un espacio de encuentro entre padre e hijos, entre adultos y jóvenes, no tiene porque ser un conflicto bélico generacional, sino una forma de inclusión.
Los mas grandes pueden aprender con sus hijos e incluso de ellos, se puede recuperar la curiosidad que trae consigo la niñez y reinventarla, sin imponer, sin juzgar, solo aprender de lo que nos regala esta nueva era.
Las oportunidades, los puentes que se generan con esta nueva forma de comunicarse, son mas, que los riesgos o peligros, porque no se trata de eliminar estas nuevas herramientas (además llegaron para quedarse), sino educarnos, aprender de ello, hacer un uso consciente, responsable, y que la relación con la tecnología sea sana y aprovechable.
Conocer los riesgos y trabajar con los niños y adolescentes en ellos, establecer límites, horarios, supervisar el contenido, usar contraseñas seguras, fomentar otras actividades, que no sea referido a las pantallas, son tan solo algunas ideas para que este vinculo, padres-hijos-tecnología sea lo más saludable posible.