jueves 17 de julio, 2025
  • 8 am

Responsabilidad en tiempos adversos: gobernar sin excusas

Pablo Vela
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Pablo Vela

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Por Pablo Vela
Gobernar nunca ha sido tarea sencilla, pero asumir la responsabilidad cuando la realidad supera incluso las peores expectativas es un acto de coraje político y compromiso con la ciudadanía. Eso es exactamente lo que se ha encontrado en la Intendencia de Salto: una situación más grave de lo que se pensaba, especialmente en áreas clave como la infraestructura y la gestión del personal. Es decir, los mismos funcionarios defensores de la Intendencia, aquellos que no miran más que por el departamento, por lo bajo (ya que se sentían amenazados) susurraban la falta de materiales para trabajar, la inexistencia de jerarquías capacitadas pero la situación parece ser peor a lo que contaban durante la campaña los pocos valientes que se animaban a desafiar a los matones de turno.
El parque de maquinaria, esencial para la prestación de servicios básicos (desde el mantenimiento de caminos hasta la recolección de residuos), se recibió en estado crítico. Máquinas rotas, otras obsoletas y muchas directamente fuera de funcionamiento. En una ciudad que necesita acción urgente en lo territorial, esto no es un detalle menor: es un freno directo a la capacidad de respuesta del Estado local.
Pero el deterioro no es solo material. También es humano. Se ha encontrado una estructura desordenada, con funcionarios amontonados en oficinas donde no se los necesita y en cambio, escasez de personal capacitado donde sí se requiere. La falta de planificación, sumada a la ausencia de capacitación, refleja años de decisiones tomadas con más cálculo político que con visión de gestión. Más sencillo: ingreso de funcionarios a cambio de militancia frenteamplista durante 10 años ¿se entendió?, sin exigir compromiso con el trabajo de la Intendencia, solo repartija de panfletos lleno de mentiras.
Y sin embargo, pese a este panorama, no hay lugar para la resignación. Asumir la responsabilidad significa no utilizar las dificultades como excusa para la parálisis, sino como punto de partida para ordenar, reconstruir y transformar.
El desafío no es menor: implica reestructurar, formar, redistribuir recursos humanos y rehacer una flota de maquinaria prácticamente desde cero. Todo esto en un contexto económico ajustado, donde cada peso cuenta. Pero ahí está el verdadero valor de una administración comprometida: en priorizar con inteligencia, en hacer más con menos, en hablar con franqueza y tomar decisiones que no siempre serán populares, pero sí necesarias.
La gente no espera milagros. Espera señales claras de responsabilidad, seriedad y gestión. Espera ver que, aunque el camino sea largo, hay rumbo. Gobernar no es lamentarse por lo que se heredó: es hacerse cargo. Y hacerlo con convicción, aunque las condiciones sean adversas.
Hoy la Coalición Republicana en Salto es observada desde todo el país, cada decisión será valorada, sopesada, analizada porque en definitiva puede repercutir a futuro en los 18 departamentos restantes.
Y a esa exposición se le debe responder con sapiencia, valentía, capacidad y trabajo, lisa y llanamente lo opuesto a lo sufrido los últimos 10 años en Salto.
Habrá cuestionamientos, claro que sí, dudas, discusiones pero el bienestar de los salteños será, debe ser en definitiva el objetivo primordial, el resto deberá dilucidarse a nivel interno sin desviar la atención de lo planificado en cada área, en cada sector de la Intendencia de Salto.