Por Gustavo Varela
Durante el período de transición entre la elección departamental y el inicio del nuevo gobierno, era de esperar que el gobierno saliente comunicara al gobierno entrante sobre el estado de situación del mismo, en todos los aspectos.
Cuando el miércoles de la semana pasada, participamos de la reunión de bancada, y se anotició por parte del Secretario General de la Intendencia y del Director de Hacienda, de la problemática de la línea de crédito referente al duodécimo en el Banco de la República Oriental del Uruguay, y de la posible iniciación de acciones por parte de la institución financiera del estado contra las garantías de dicha línea, comenzamos a comprobar, que aquél estado calamitoso, de las finanzas de la Intendencia de
Salto, que tanto se había escrito y hablado, comenzaba a aflorar poco a poco.
En el debate llevado a cabo en el pleno de la junta, se trató de minimizar las consecuencias del mismo, argumentando que era un simple trámite en dicha institución, aunque los ediles frenteamplistas, no pudieron explicar porqué si era tan simple, no fue realizado por el gobierno anterior, lo que daba por tierra dicha explicación.
El resultado fue, que otra vez, las cuentas del gobierno departamental pasa por las mismas vicisitudes que pasaron en el pasado, y todo, como consecuencia de los delirios de algunos, de insertarse en la gran política nacional, haciendo crujir los recursos departamentales.
De todos los episodios que ocurren en la parábola vital del ser humano, lo bueno es sacar las enseñanzas, tanto de los aciertos, como de los errores, para no volver a cometerlos.
Un error, cualquiera lo puede tener, nadie es infalible. Ahora, cuando un error, se repite usualmente, ya pasa a ser terquedad y traspasa el límite de lo tolerable.
Los dineros, que los contribuyentes con mucho sacrificio vierten a las arcas públicas, jamás deben de ser usados para satisfacer apetitos electorales personales.
Los jerarcas, siempre se van a ver tentados a utilizar esos profusos recursos, para batirse el parche ante la población, y mostrarse, lindos, simpáticos y eficientes, que es todo lo contrario a lo que demuestran.
Si quieren satisfacer locas pasiones, lo pueden hacer con sus recursos y patrimonios personales, lo que no es usual constatar.
Los dineros de “todos”, deben de ser administrados y aplicados, a satisfacer necesidades generales, y no personales.
Con toda seguridad, vayamos a encontrar más perlas en el collar del pasado reciente.
Dicen que el ser humano es el único animal sobre la faz de la tierra, que tropieza dos o más veces con la misma piedra.
Ojalá que ésta haya sido la última.
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