Por Carlos Arredondo
El pasado jueves 24 de julio un posteo del Diputado Federico PreveCocco, en su cuenta de “X”, me llamó la atención. “Nos invitaron estudiantes del liceo 2 de Salto a intercambiar sobre eutanasia. Que importantes los espacios en los que recibirán posturas a favor y en contra del tema. Que interesante las preguntas y visiones de la gurisada en estos temas”, daba cuenta a quien quisiera verlo, el legislador.
“¿Que hace un diputado en un liceo, refiriéndose a un asunto político -hasta ahora partidario -, que lo tiene como principal protagonista? Confieso que no pude dejar de sentir un tufillo de violación de la laicidad.
Pero como a estas alturas he aprendido a que no hay que precipitarse, lo primero que atiné fue a ir a la fuente y llamé a la Prof. Angelina Gérez, directora del centro de estudios, a quien le expliqué que era mi interés hacerle una nota para mi programa de Radio Salto, para hablar del asunto, ya que el caso tenía visos de violación de la laicidad. La docente, muy amablemente me explicó que la charla se dio en el marco de las “Unidades Curriculares optativas, de primer año EMS., que contaban con todo el procedimiento de autorización correspondiente, y que no era con ella con quien debía hablar sino con las profesoras encargadas del mismo -aunque la responsable de todo lo que ocurre en el liceo es ella- y me derivó con las docentes.
Cuando le pregunté quien había ido a explicar los argumentos de la postura contraria al tema, se le cortó la comunicación… ”Una lástima”, pensé.
20 minutos después recibí en mi celular un mensaje de voz de la profesora Jenifer Núñez, encargada de la actividad, quien muy amablemente me explicó que la charla se dio en el marco de la asignatura Argumentación y debate, y entre otras cosas, se puso a las órdenes para, en caso de conseguir el correspondiente permiso de las autoridades, darme la nota y las correspondientes explicaciones.
En el intercambio, la docente me explicó que el tema abordado en la charla “sale, un poco, por el interés de los de los chiquilines” y reafirmó que estaba todo justificado. También me explicó que antes de la charla del diputado Preve, como parte del proyecto, los chiquilines escucharon la voz de Alejandra Sosa, que es una médico, oncóloga, que está en contra de la eutanasia y fue la primera voz que escucharon, a través de un video.
Para ese entonces la alarma comenzaba a sonar más fuerte: Para la versión contraria a la eutanasia; Un video – sin intercambios -, para la versión a favor – un diputado de un partido que impulsa la idea; y de manera presencial – con los intercambios correspondientes, y lo que implica comunicacionalmente la presencia –.
No hay que ser muy astuto para comprender que el asunto tenía un sesgo claro.
Ese mismo día, la directora volvió a llamarme, diciendo que el primer llamado se había cortado debido a que se había quedado sin batería, y con mucho cuidado justificó lo ocurrido y la llegada del diputado a dar la charla.
Al otro día -viernes 25 – recibí la llamada de la Inspectora de Institutos y Liceos, Prof. Isabel Delgue quien, contrariamente a lo expresado por Núñez, me aseguró que estaban en busca de alguien que fuera a exponer los argumentos contrarios a la idea, pero que no podía decirme quien sería ya que “la otra persona” está nombrada en el proyecto, pero aún no se había confirmado su asistencia. En dos oportunidades me aseguró que nadie sabía que Preve era diputado. Nadie!, ninguno de los docentes, tenía idea que Federico Preve Cocco es diputado Nacional, es el principal impulsor de la ley que legalizará la eutanasia, y me aseguró que solo fue convocado por su formación de médico.
¿En qué cabeza cabe pensar que la llegada de Preve fue una jugarreta que gambetea la laicidad, y potencia una postura política, al tiempo que impulsa la muerte, y se le mete en la cabeza a los gurises que morir es un “derecho Humano”? Me pregunté.
Lo cierto es que el sábado, fueron convocados a brindar la otra opinión, los Dres. Carlos Schroeder (medico) e Ignacio Supparo (abogado), y la charla se concretó ayer lunes 28.
Shroeder y Supparo serían “la otra persona” nombrada en el proyecto, pero mantenida en reserva por la Inspectora.
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