Por el Dr. Fulvio Gutiérrez
Siempre pensé que la base y razón de ser de la enseñanza, debe estar en la excelencia del sistema educativo. El mejor centro de enseñanza no es el que tiene el mejor edificio, sino el que reúne en su cuerpo docente a los mejores profesores. Porque si improvisamos en materia de docentes, aceptando a que cumplan ese importante rol personas que no tienen la idoneidad suficiente para enseñar la asignatura de la cual son titulares, que carecen de los conocimientos pedagógicos para trasmitir los conceptos a sus alumnos, y que en definitiva, no tienen la personalidad suficiente y el perfil adecuado necesario para enseñar, estamos mal. Muy mal.
La excelencia de la enseñanza no es crear una cuna de genios. La excelencia en la enseñanza, se refiere al mejoramiento integral del educando, promoviendo el máximo logro en el aprendizaje, para que tengan un pensamiento crítico que fortalezca los lazos entre el centro de enseñanza y la comunidad. Es decir, hay que exigir al alumno, pero también hay que exigir la preparación técnica y pedagógica del docente, porque si ello no es así, el fracaso educativo está condenado. Es más, aún los padres o responsables de los alumnos, deben ser instruidos en este concepto de excelencia. Porque se enseña en la escuela, en el liceo, en la facultad; pero se educa en la casa, en el ámbito privado del hogar. Con la aclaración de que, en ciertos aspectos también se educa en los centros docentes, y también se enseña en el ámbito familiar. No es todo blanco y negro. También hay grises. Y todo eso tiene que ir transcurriendo en forma conjunta, porque para que haya una enseñanza de excelencia, el mejor docente tiene que tener el acompañamiento y comprensión de los padres, para lograr en esta simbiosis educativa, la mejor formación del educando. De esa forma se reafirmará el concepto de libertad, de respeto, de motivación, de fomento de la autoestima, la adquisición de hábitos de estudio, que a su vez lograrán niños o jóvenes que piensen razonando y con autonomía.
El método de las tres “R”, esto es “recibo” el conocimiento del profesor, “retengo” ese conocimiento en la memoria, y finalmente “repito” lo aprendido, se acabó. El alumno, luego de recibir el conocimiento y retenerlo en su memoria, no debe repetir como loro lo que aprendió. Ahí viene el análisis de lo aprendido, la capacidad para cuestionar lo aprendido, la necesidad de buscar material que ratifique aquello, pero también que lo cuestione, y de esa forma crear en el educando, la capacidad de analizar si lo que se le enseñó, en verdad es así. El alumno debe tener la capacidad de cuestionar, criticar y poder plantearle al docente sus dudas, sus discrepancias con el conocimiento aprendido. Es decir, capacidad de cuestionar, pero con seriedad, con argumentos y con fundamentos. El docente debe aceptar esos cuestionamientos, aclarar esas dudas, y analizar la razonabilidad de ellos. Eso es libertad, pero en el orden y con razón. Eso es lo que pretende la reforma de la enseñanza que se patrocina desde el Codicen.
A los sindicatos de izquierda no les gusta este sistema. Se opusieron a la reforma que orientó en 1995 Germán Rama, cuando era Director Nacional de Educación Pública, durante la segunda Presidencia del Dr. Sanguinetti, provocando una división en la sociedad uruguaya, entre docentes y estudiantes. Pasó el tiempo, y muchos sindicalistas ahora reconocen cuánta razón tenía aquella reforma.
Sin entrar en detalles, ahora el Codicen aprobó el Plan de Educación Básica Integrada, que comenzará a regir a partir del próximo año. Entre los cambios más significativos está la integración de Primaria con UTU y Secundaria (que hasta ahora está fragmentado), a través de la extensión de la enseñanza básica hasta noveno grado. Hasta sexto grado la administración será de la Dirección General de Primaria y de séptimo en adelante pasará a Secundaria o UTU. El plan incluye nuevas asignaturas como Ciencias Ambientales, Mundo Contemporáneo, Comunicación y Sociedad, y Ciencias de la Computación. Por supuesto que todos estos cambios tienen una profusa reglamentación en programas, bibliografía, técnicas de estudio, formas de evaluar el trabajo estudiantil y objetivos complementados entre sí por materias, que constituyen elementos esenciales para su aplicación práctica.
Los sindicatos de funcionarios de la enseñanza, por supuesto, en contra. ¡Vaya novedad! Recuerdo que en su gobierno, Mujica tuvo durísimos calificativos contra los sindicatos de la enseñanza. Y los padres. ¿Qué están haciendo los padres para apoyar el futuro educativo de sus hijos?
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