Por la Dra. Cecilia Eguiluz
En el mes de setiembre del año pasado, el Senador Guido Manini Ríos encabezó una comitiva de Cabildo Abierto que visitó a todos los partidos políticos. Su intención era convocarlos a la conformación de un “ámbito de diálogo nacional multipartidario”.
En esa oportunidad se presentaron documentos y se enfatizó la importancia de generar un espacio multipartidario en el cual discutir y buscar soluciones a los temas importantes del país y de sus habitantes
La postura política del Senador Manini es pragmática y representa a miles de compatriotas que compartimos la necesidad de la existencia de esos ámbitos políticos para estar a la altura de lo que necesita el país y sus habitantes.
Algunos podrán pensar que es una posición ingenua, ya que los partidos políticos tienen intereses electorales. Pero esa acción de Manini Ríos representa la verdadera vocación democrática y republicana de un político que prioriza los intereses del país y de sus habitantes, por encima de los intereses políticos partidarios.
La regla política: “primero el país, después el partido y por último nosotros mismos” parece haber caído en desuso y por eso algunos creen que es ingenuo insistir en su aplicación. En mi humilde opinión, esa es una de las fortalezas del líder de Cabildo Abierto, quién se ubica desde un lugar diferente; su postura es la de un ciudadano común con representación política dada por sus compatriotas. Ese simple hecho ha puesto en jaque al sistema, donde los referentes de los partidos tradicionales, ya sea el Partido Nacional, Colorado, el Frente Amplio o el Independiente, se sentían cómodos. Cabildo Abierto los saca a todos de su zona de confort y pretende que se sienten a dialogar de los grandes problemas comunes, bajando “las pancartas”.
Hasta ahora nadie ha aceptado el desafío, por el contrario hay un silencio ensordecedor.
Quizás, mezquinamente, algunos piensan que si no participan de ese ámbito común de diálogo ganan, porque no le dan la razón a Manini Ríos; otros pueden pensar que son demasiado importantes para sentarse en una mesa con partidos políticos con menor caudal electoral, o más nuevos. Lo que no podemos pensar es que, no les interesan los problemas importantes del país y que prefieren seguir, al decir de Manini Rios, en “discusiones a nivel del barro”.
“A la gente no le importa si a la solución a sus problemas las propone tal o cual partido, lo que le importa es que le solucionen su problema”, el desempleo, la caída de actividad económica en el norte, la realidad socioeconómica de la frontera, el endeudamiento de las personas físicas, el atraso cambiario, el aumento de la droga, por solo mencionar algunos.
A nivel departamental pasa algo similar, hace más de dos años se realizaron las elecciones departamentales y se sigue discutiendo sobre temas cuasi-personales: “que si cerraron las heridas”, “que si hay o no coalición”, “que sí pueden ser amigos de nuevo”, que “uno invierte un millón y el otro tres”, que “si CTM pretende ser una segunda intendencia”, que “si el problema es del gobierno departamental o nacional”, ¡como que no fuéramos todos uruguayos!…y en definitiva, se perdió un tiempo irrecuperable de exigir todos juntos inversión pública del Estado Uruguayo para Salto.
Por eso proponemos un ámbito de diálogo político departamental que nos incluya a todos, un espacio multipartidario donde los partidos políticos participen en plano de igualdad. Salto tiene problemas estructurales y también coyunturales que deben ser encarados con todas las visiones políticas, pensando en términos de políticas de estado.
Aún falta para las elecciones departamentales todavía estamos a tiempo de definir ejes de desarrollo y de exigir inversión pública para concretar los mismos. Para nosotros un tema clave en este sentido es “el tren del norte”, retomar esa iniciativa de inversión podría ser un elemento de unión de todos los partidos en Salto.
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