Por el Padre Martín
Ponce de León
Al terminar esta semana tan especial solamente cabe el deseo sincero de unas FELICES PASCUAS.
Los cristianos recordamos el paso de Jesús de la muerte a la vida. Su resurrección.
Un acontecimiento que no cabe en nuestras lógicas y desborda nuestra mente.
Un acontecimiento que podemos aceptar únicamente desde la fe.
Es un acontecimiento que da razón a nuestra religión y, por tanto, a nuestra postura ante la vida.
No creemos en un Jesús muerto sino que nuestra opción es por un Jesús que permanece vivo y, por lo tanto, es una opción colmada de vida.
Es saber que nuestra opción de relacionamiento con “el trascendente” pasa por la vida y ella siempre dice de nuestra relación con los demás.
Es allí donde debemos poner nuestra cuota de vida.
Siempre vida. Siempre favoreciendo la vida digna de los demás.
Como cristianos no podemos limitarnos a conformarnos con ver a tantos que viven inmersos en una realidad en la que solamente sobreviven.
Necesario es nuestro compromiso y nuestro aporte por la vida digna de todos.
De los que viven inmersos en ese mundo donde todo se limita a tener más y más. son seres que viven tan ocupados en tener que ni siquiera saben o pueden disfrutar de la que poseen. Son seres que han olvidado que la realización pasa por “Ser” y no por “Tener”
Son seres que viven tan ocupados en tener y los aplausos que tal cosa merece de la sociedad de hoy que no poseen tiempo para mirar a los costados y ver la realidad.
De los que viven ocupados por lo superficial y viven ocupados en tantas cosas que no ayudan a “Ser” sino a aparecer o aparentar.
De los que viven constantemente insatisfechos con todo lo que es una forma de estar descontentos con ellos mismos. Son seres que muy difícilmente encuentran motivos para disfrutar puesto que siempre encuentran motivos para estar a disgusto.
Pero también son aquellos que por su situación de pobreza viven inmersos en tantas limitaciones que no pueden hacer otra cosa que sobrevivir.
Sobrevivir en medio de sus limitaciones.
Sobrevivir aunque deban poner nylon como sobre techo para evitar el agua entre por entre chapas muy desgastadas.
Sobrevivir aunque deban colocar cartones para impedir que el viento se cuele por entre las rendijas de las paredes de costaneros.
Podríamos continuar, inútilmente, enumerando realidades puesto que ya todos conocemos que existen en nuestro entorno.
Es allí, para los hombres de hoy, que debemos ser testigos de que lo de Jesús se continúa puesto que está vivo.
Vivo desde nosotros cuando le prestamos lo que somos.
Vivo para nosotros cuando nos pide seamos mejores personas y lo intentamos.
Vivo desde y para nosotros cuando le descubrimos caminando junto a nosotros y nos anima a soñar y amar.
Nuestro cristianismo no puede limitarse a encerrarlo en los templos como si los mismos fuesen modernos mausoleos ya que está vivo y debemos ayudarle a transitar nuestra vida.
Nuestro cristianismo no puede limitarse a conocerlo en los renglones de algún texto sino que debemos saberlo presente en nuestra historia para transformar la misma.
Tenemos y creemos en un ser que no se quedó en la muerte sino que la venció y volvió a la vida para que allí lo encontremos y disfrutemos.
Para que ayudemos a los hombres a dejar de sobrevivir y despierten a la vida y la disfruten siendo.
Para que seamos cercanía con muchos que viven encerrados en su soledad o para que ayudemos a saberse dignos a aquellos que brindan una mano solidaria.
Para que seamos portadores del grito alegre de FELICES PASCUAS de RESURRECCIÓN.
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