
Por Andrés Torterola
Después de conocerse las cifras de disminución de suicidios y el aumento en los intentos, CAMBIO entrevistó a la psicóloga Belén Trindade. En la entrevista, subrayó que la prevención del suicidio es una responsabilidad compartida por toda la sociedad y que compartir información calificada no provoca conductas suicidas, sino que, por el contrario, ayuda a prevenirlas.
CAMPAÑAS
Hizo referencia a la campaña «Ni Silencio Ni Tabú», una iniciativa en la que el Instituto Nacional de la Juventud (INJU) y UNICEF colaboraron para crear un conjunto de herramientas destinadas a la prevención del suicidio en todo el país. Este conjunto de herramientas fue diseñado para facilitar el trabajo en el terreno y ofrecer recursos prácticos y educativos a los profesionales involucrados en la prevención. “En realidad personal capacitado pueden ser todos, a una mayor difusión del tema se hace un trabajo mayor en la prevención, con un sistema más amplio de vigilancia, ya que cuando existen personas con ideas suicidas y hace comentarios que está teniendo en cuenta esa idea, se debe hacer sonar las alarmas para que esa persona sea acompañada y contenida.”
POBRE CAMPAÑA DE DIFUSIÓN
Trindade recordó que el 17 de julio fue el “Día Nacional de Prevención del Suicidio” y se manifestó decepcionada por la pobre campaña que se llevó adelante, en muchos ámbitos pasó totalmente desapercibido, la publicidad enviada a los grupos de psicólogos de Salto fue compartida solamente por una de las profesionales que recibieron. Dijo que la información fue enviada a las escuelas ya que existe una disposición de ANEP de hacerse eco de la campaña y nadie respondió, hay una desensibilización de la ciudadanía con respecto al tema. Existen campañas de concienciación que enfatizan que el suicidio no debe asociarse exclusivamente con personas deprimidas o tristes. A menudo, se asume que solo aquellos que muestran signos evidentes de tristeza están en riesgo, pero la realidad es más compleja. Estas campañas señalan que, en muchos casos, personas que se esfuerzan constantemente por hacer reír a los demás y que suelen ser el centro de atención por su sentido del humor y capacidad para divertir a los otros, pueden estar ocultando una profunda ansiedad o sufrimiento personal.
LUCHA INTERNA
Este comportamiento puede ser una señal de que algo les está sucediendo. La risa y los chistes pueden servir como un mecanismo de defensa para enmascarar su dolor interno. Estas personas pueden sentir que deben mantener una fachada alegre para evitar enfrentarse a sus propios problemas o para evitar que los demás perciban su vulnerabilidad. La incapacidad para soportar los silencios y la necesidad de llenarlos con acciones graciosas o chistes puede ser una manifestación de su lucha interna. Sin embargo, quienes no están informados sobre estos indicadores suelen interpretar a estas personas simplemente como divertidas y despreocupadas. Es crucial que haya más difusión sobre estos signos sutiles de sufrimiento emocional para que amigos, familiares y compañeros de trabajo puedan reconocer y ofrecer apoyo a quienes lo necesitan.