Por Pablo Vela
Tenemos en carpeta propuestas, proyectos o ideas, con distintos grados de avance en la mismas, surgidos de nuestros mismos candidatos a la Junta, de dirigentes, de los vecinos; tenemos voluntad y queremos llevarlos a cabo, en principio sumárselos a lo que será al Plan de Gobierno de Marcelo Malaquina, o empujar por ellos tocando las puertas que haya que tocar.
Pero de a ratos la moral flaquea porque en Salto ya se está haciendo triste ver, escuchar o leer la noticias vinculadas a los deberes inherentes a la Intendencia frenteamplista, por un lado no solo la falta de mantenimiento del Departamento sino que ahora en una aparición milagrosa de los Santos Recursos pretenden “reparar” lo que dejaron caer durante 10 años.
Es verdaderamente preocupante en la burbuja en la que están viviendo nuestros gobernantes locales, tomándonos impunemente como tontos todos los días, a pura fotografía, alguna de dudosa fecha real, pensando que eso es gobernar.
Salto votó un Gobierno que trabaje durante todo un período, las consecuencias de pasear con dineros de nuestros bolsillos durante 9 años acá están: arreglos a las apuradas, de mala calidad, provisorios, rezando para que lluvias o vientos no devuelvan a la luz pozos en calles y caminos rurales.
Se les va el período de Gobierno con: museos cerrados, sin cumplir con el “arreglo de las calles en 100 días”, con la histórica marca de cerrar Termas de Daymán un día de la semana (miércoles) por no poder hacerse cargo económicamente de los funcionarios, incumpliendo la promesa de no más ingresos “a dedo” a la Intendencia, hoy ya lejos en el tiempo tal vez pocos se acuerdan pero también mintió en cuanto al precio del boleto del transporte urbano al cual prometió lo fijaría en $ 6, tercerizó todo lo que pudo a pesar de haberlo criticado antes de ser intendente por no tener maquinaria en buen estado, además de las promesas en gestiones para freeshop, escuelas, liceos. No cumplió nada.
Pero en los últimos días la cosa fue mucho más grave, el trabajo, los recursos económicos, las horas de ensayo y las expectativas de la Escuelas de Samba de Salto vieron tambalear SU MOMENTO en el año por cuestiones que aún no están claras pero que según lo informado a quienes veíamos desde afuera, las trabas surgían desde la propia Intendencia. El último bastión cultural que apoyaba el Frente Amplio muchas veces a cambio de algo también, lamentablemente, se veía herido casi letalmente. Hecho que no ocurrió y por suerte Salto tendrá para ver cómo año a año mejoran en todos los rubros miles de salteños enamorados del samba, que trabajan y dedican su tiempo a ello.
Ya está, aburre, no podemos seguir perdiendo tiempo. La vida pasa, el departamento sigue estancado. ¿Por qué no dejar a personas preparadas trabajar para que los barrios vuelvan a tener la iluminación y las calles en condiciones? O incluso aquellos que aún esperan por el cumplimiento de promesas de apertura de calles sean escuchados.
O dejar que gente que sepa del tema elabore planes de acción integral para la mejora de la caminería rural y así la salida de mercadería, el crecimiento del pequeño y mediano productor, que deberá tomar mano de obra, que genera divisas, que circulará en las Colonias o barrios de la periferia.
¿Por qué no poner a gente preparada para hacer del Turismo nuevamente un atractivo de siete días en Daymán? Para que Arapey amanezca brillante, con eventos de nivel.
¿Y si apoyamos al emprendedor? ¿A la madre soltera, a la mujer soltera mayor que se le dificulta conseguir trabajo? No ingresando a la Intendencia, apoyando su talento.
Terminalo ciudadano, que Salto necesita otra cosa.
Columnistas