domingo 22 de junio, 2025
  • 8 am

Las veleidades del jerarca soñador

Gustavo Varela
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Gustavo Varela

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Avisos judiaciales

Por Gustavo Varela
Como todo en esta vida, la década perdida para Salto se viene apagando paulatinamente, lo que se materializa en esos “estertores” finales que se escuchan últimamente.
Esta semana, y apelando a un programa de televisión local, éste escriba pudo presenciar lo que sonó como el canto de “retirada” del elenco gubernamental departamental, con la presencia de la Sra. Intendente en ejercicio Ingrid Urroz y el Secretario General Gustavo “Chacho” Chiriff.
Realmente sentí un poco de lástima, por la imagen que dejó la Sra. Intendente en ejercicio, notándose la incomodidad que sentía ante las preguntas del periodista, para las que tenía pocas respuestas, o no las quería expresar, pues con toda lógica periodística, el conductor quería indagar en si ya se había llevado a cabo un primer análisis de lo ocurrido, y la expresión de ella mostrando sin ningún lugar a dudas la incomodidad de la situación, intentando no ser, la cara visible de la derrota.- En un determinado momento, hasta se escuchó, “a ver Chacho, ayudame”, que trasuntó lo abrumada que estaba en ese momento.
Tan es así, que definió una de las preguntas del conductor sobre cómo va a ser el peculiar traspaso de mando anunciado, como “violencia política basada en género” (sic). O sea que la insistencia de la prensa sobre un tema, si es dirigido a una mujer es violencia, muy diferente a si es a un hombre, lo que en ese caso no sería violencia.-Con todo el respeto que me merece la Sra. Intendente, un reverendo disparate.
Pero no la culpo. Estar frente al periodismo, respondiendo por los disparates en los que no tuvo parte o arte, no es sencillo, cuando el principal protagonista está disfrutando de no exponerse.
Diferente es la posición de Chiriff.
Y quiero detenerme en dos frases expresadas por el jerarca.
La primera, en donde reconoce con una sinceridad brutal, (diría que fue un sincericidio) que la gestión de Lima, en la que él fue principal protagonista desde diferentes cargos, “dejó la Intendencia parada”.
Para reírse a carcajadas si no fuera trágico para el departamento.
Realmente la Intendencia quedó parada y paralizada, por las decisiones tomadas, donde no pudieron cumplir, inclusive en la campaña electoral, con los servicios mínimos, de recolección y barrido, alumbrado, mantenimiento y reparación de calles y caminos.
Decidieron sobre el gasto departamental, de una manera tan disparatada, solamente para intentar saciar la sed de poder del mandamás, en su aventura presidencial, quedando sin recursos, para las tareas básicas de la intendencia.
Con toda seguridad, lo de Chiriff fue un lapsus mental o neuronal.
La otra frase que expresó fue la siguiente, “es miserable pensar como un botín político, la suerte de los 292 funcionaros que les dimos la permanencia” a lo que agrego, justo unos días antes de irse, habiendo tenido 9 años y 11 meses previos para hacerlo.
¡Qué casualidad!
Esta frase no la interpreto como un lapsus mental.
Decisiones como esa, son las grandes causantes del hundimiento económico de la intendencia de Salto.
Un gran porcentaje de los funcionario que obtuvieron la permanencia, fueron contratados, les dieron aumentos de horas y además determinadas compensaciones, como caramelos de regalo, para ser un ejército de militantes al servicio de una aventura política, donde hay que agregar otros 300 monotributistas cuyos contratos vencen en los próximos días.
Una sencilla cuenta lo demuestra. Si sumamos 300 más 292, nos da una suma de 592 funcionarios designados o contratados, sin contar con alguno que ya se retiró.
Pongamos como retribución entre salarios y cargas sociales U$S.2.000 de promedio. Nos da la friolera de casi U$S.1.200.000 mensual. Quiere decir que durante más de 120 meses (10 años) nos da la suma de U$S.142.000.000.
Supongamos siendo muy generosos, que la mitad de ese cálculo lo demos por bueno, por necesidades operativas. Repito, para ser muuuuuy generosos.
Mas de U$S.70 millones tuvimos que poner los salteños para armarle un equipito de campaña electoral para soñar con la silla presidencial.
Más de una cuota del fideicomiso que tanto se quejaron que tenían que pagar anualmente, y repito, muy generosos.
Lo que sí puedo expresar, es que me parece miserable, que se tomó como un botín político a los 119.400 salteños restantes, para satisfacer las veleidades de algunos soñadores.