martes 15 de julio, 2025
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«El caballo debe comer más forraje que grano»

La alimentación de los caballos, tanto en disciplinas deportivas como en tareas de trabajo, exige una comprensión precisa de su fisiología digestiva y sus necesidades nutricionales. Así lo explicó la Dra. Andrea Carluccio, médica veterinaria especializada en equinos, durante una entrevista en el programa «Plan TV» del Instituto Plan Agropecuario. «El caballo, naturalmente, comería pasto durante dieciséis horas al día», señaló la profesional, subrayando que el diseño de sus sistemas digestivos responde a ese comportamiento.
La modificación de la dieta natural del equino por razones de manejo, entrenamiento o competencia implica una serie de cuidados específicos. Uno de los aspectos fundamentales es asegurar un consumo suficiente de forraje. «El caballo solo produce saliva cuando mastica. Si no tiene pasto o fardo, no genera saliva, y eso afecta todo su sistema digestivo», explicó Carluccio. Este punto, poco considerado en general, resulta clave para la prevención de patologías digestivas frecuentes como las úlceras gástricas, especialmente en caballos estabulados o sometidos a estrés por entrenamiento.
En situaciones de déficit forrajero -por ejemplo, durante una sequía-, la especialista insistió en la necesidad de incorporar fardos. «No tiene por qué ser de alfalfa; un fardo de mezcla es más que adecuado, incluso para caballos deportivos», aclaró. La alfalfa, con su alto contenido proteico, no siempre es lo ideal en animales en entrenamiento. «Lo que precisamos es fibra, no proteína en exceso».
Otro de los errores comunes en el manejo nutricional es ofrecer grandes cantidades de ración en una sola comida. Según Carluccio, «el caballo tiene un estómago chico para su tamaño, anatómicamente muy distinto al de una vaca. No hay que llenar baldes de ración y dárselos de una vez». Lo óptimo es fraccionar el concentrado en tres tomas diarias. «Si le tocan seis kilos de ración por día, es mejor dividirlos en tres de dos kilos cada una. Está científicamente comprobado que esa cantidad por vez es ideal para su digestión».
La proporción entre forraje y concentrado debe respetarse rigurosamente. «El forraje debería representar al menos el 60% del total de materia seca diaria. Si el caballo debe consumir 12 kilos de materia seca, al menos 7 kilos deben provenir de pasto o fardo», afirmó la veterinaria. Este equilibrio es la base para mantener la salud digestiva y prevenir problemas graves como cólicos, infosuras o diarreas.
La nutrición cambia también según la etapa fisiológica y el uso del animal. En este sentido, Carluccio recordó que «no es lo mismo alimentar un caballo de cabalgata que uno de deporte. Pero los que realmente tienen los mayores requerimientos nutricionales son los potrillos». Según las tablas de referencia, los potros pueden necesitar hasta 3,5% de su peso vivo en alimento diario, incluso más que un caballo de carrera. «La suplementación empieza en el vientre de la madre. Si compraron la yegua preñada, hay que alimentar bien a esa yegua para que produzca buena leche».
Durante el destete, etapa crítica en la cría, Carluccio enfatizó que no debe dejarse al potrillo solo a campo. «Si quiero preparar ese potrillo para alguna disciplina, hay que suplementarlo. Ahí sí se necesita proteína: un núcleo proteico es fundamental». En los equinos deportivos adultos, en cambio, el exceso de proteína puede traer consecuencias negativas. «Si nos pasamos, empiezan los problemas: los boxes huelen a amoníaco, el caballo metaboliza diferente, y eso afecta su rendimiento».
Respecto al uso de suplementos, la profesional subrayó la necesidad de equilibrar correctamente los minerales. «No es solo calcio. Hay que pensar en un suplemento que ya venga con proteínas, minerales y vitaminas balanceadas. Ese combo es el más recomendable».
Un aspecto frecuentemente ignorado es el manejo del alimento en función de la rutina diaria del animal. «Siempre que tengamos que dar ración, hay que dar el fardo primero, y media hora después el concentrado. Así preparamos el aparato digestivo y bajamos la acidez estomacal», explicó. Este orden reduce los riesgos, sobre todo en caballos nerviosos o con tendencia al estrés.
En cuanto a los aceites vegetales, Carluccio los mencionó como una fuente útil de energía para evitar excesos de grano. «En lugar de sumar más avena o maíz, se puede llegar a los requerimientos calóricos con aceites vegetales. Se digieren bien y aportan energía sin sobrecargar el sistema».
A lo largo de la entrevista, la veterinaria insistió en que la alimentación no debe ser improvisada. «Hay que calcular bien según el peso del caballo, su actividad y su edad. No se trata solo de darle comida: se trata de darle lo que necesita y cómo lo necesita».
La Dra. Carluccio dejó un mensaje claro para los productores: «No podemos darle más ración porque creamos que es mejor. No es así. Hay que dar más forraje que grano, siempre». Esta premisa, sencilla pero esencial, resume la filosofía de manejo que debe guiar toda estrategia de nutrición equina.