miércoles 6 de agosto, 2025
  • 8 am

La suplementación estratégica evita las pérdidas y potencia las ganancias en el invierno

En un invierno marcado por una inusual abundancia de forraje, el desafío para los productores ganaderos no es la escasez de pasto, sino su pérdida de calidad nutricional. Así lo explicó el Ing. Agr. Rómulo César, técnico del Plan Agropecuario, quien subrayó que «estamos transitando un invierno con una buena disponibilidad de pasto, resultado de las excelentes tasas de crecimiento registradas durante la primavera, la segunda parte del verano y todo el otoño». Esta situación, si bien auspiciosa en términos de volumen, requiere ajustes en el manejo animal para no comprometer la eficiencia productiva.
Los datos respaldan esta afirmación: las encuestas mensuales muestran que un alto porcentaje de productores cuenta con pasturas de al menos 5 cm de altura, un indicador directo del buen estado general del rodeo. En consecuencia, un porcentaje significativo de vientres parirá en los próximos 45 días, lo que eleva las exigencias nutricionales del rodeo en un momento crítico.
Sin embargo, esa disponibilidad forrajera no siempre garantiza calidad. César advirtió que «las primeras heladas significativas, registradas a fines de junio, provocaron la pérdida de pasto verde, dejando una mayor proporción de restos secos y hojas secas». Este deterioro nutricional plantea la necesidad de aplicar medidas que garanticen el aprovechamiento eficiente del forraje y eviten pérdidas productivas.
En ese sentido, la suplementación proteica surge como una herramienta clave. «Su doble objetivo es mejorar la utilización de las pasturas existentes y evitar comprometer el desempeño animal», afirmó el técnico, quien destacó su aplicabilidad en todas las categorías, especialmente en las más jóvenes. La práctica ya se está implementando en distintas zonas del norte del país, con resultados alentadores.
Los suplementos -ya sean proteicos o energético-proteicos- tienen la función principal de corregir la pérdida de digestibilidad del forraje, lo que puede lograrse con pequeñas cantidades. «Esta recomendación es particularmente oportuna, considerando el contexto favorable de la relación entre los precios del suplemento y los precios del kilo de carne, que actualmente son muy buenos en todas las categorías», enfatizó César.
La suplementación no solo evita pérdidas, también potencia las ganancias. Un ejemplo concreto lo proporcionan los terneros. «Aquellos que pierden 200 gramos por día, en comparación con los que ganan 200 gramos por día, pueden tener una diferencia de 25 a 30 kilogramos de peso en solo 60 días», señaló.
Esta diferencia, traducida a valor económico, representa una suma significativa, sobre todo en el contexto de recría. «Un ternero que pese 25 o 30 kg más el 15 de septiembre tendrá un mejor desempeño esperado en primavera», agregó el profesional.
Además de los terneros, la suplementación es válida y frecuente en vacas preñadas en el último tercio de gestación, así como en animales adultos que requieren mantener condición corporal.
En todos los casos, el foco está puesto en «mejorar el uso del pasto disponible y lograr un buen desempeño animal, incluso moderado, que permita, por ejemplo, mantener la condición corporal». Para ello, se utilizan distintos productos, como harinas, sales proteinadas o bloques proteicos, adaptados a las necesidades de cada sistema y categoría.
El Ing. Rómulo César propone capitalizar un invierno atípico en términos de volumen de forraje, compensando su caída en calidad con medidas simples pero efectivas. «La suplementación es una inversión, no un gasto, y más aún cuando los números de mercado acompañan», sintetizó.