viernes 22 de agosto, 2025
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¡Nostalgia!: El pomo, guerra de bombitas, el viejo de la bolsa y “0asis”

Dr. Pablo Perna
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Dr. Pablo Perna

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Avisos judiaciales

Por Pablo Perna
Cada persona tiene su propia nostalgia dependiendo del año en que haya nacido y de los recuerdos marcados del pasado, hasta mi hijo de 12 años me habla de “nostalgia”, ¿qué nostalgia puede llegar a tener un ser que ayer lo vi nacer? En 1980 me tocó nacer, por lo que mi nostalgia indudablemente será diferente al de otros lectores, pero como no recordar las guerras de bombitas, los pomos, el carnaval por calle Uruguay, los cabezudos, el “viejo de la bolsa”, “los Cuerbelitos”, al “Cero pelo” que con su trompeta vendía maní para “aumentar la elegancia”, o el “Mimoso” que en verano con su campana también vendía helados de agua.
En los 80 la concentración de jóvenes era frente al puerto con los carritos y sus luces amarillas, íbamos o cocktails en casas de amigos, con los padres mesclados. En la Costanera Norte no había bailes, era zona de camping, donde el Parador Ayuí funcionaba como parador y su piscina era aprovechada a cambio de un ticket por los que acampaban. Tímidamente en 1989 tres amigos abren el primer boliche en costanera Norte: “Las Rocas”, localizado a la bajada de la playa de “Salto Chico” donde sigue estando la planchada que oficiaba de pista y al frente “el Chiquito” Echenique abría el emblemático “Oasis”, siendo el baile más popular durante años. Más tarde el Coli Pirotto abría “Planeta X”, que luego será “Metrópolis” y vendrán “Moon”, “El Bar”, el “Reino” y varios más, que cambiaban de nombre pero se situaban en el mismo lugar, mas tarde vendrá el querido “Gordo” Pigurina. En la noche siempre presente el icónico “Tío Otto” David de Lima, en organizaciones de eventos el “uno”, el “Negro” Víctor Hugo Solís, no fui de la época del querido Sergio Hornos y la emblemática “Mackennon”, o del pionero de los Dj. Mario San Cristóbal, pero son nostalgia en esencia.
En la costanera Sur “La Bambola”, que abría de lunes a domingo, reservado para público no adolescente, viajeros y “escapados” y la casita del frente donde colgaban puros cacharros, popularizando el dicho: “tenés mas pavada que la casita frente a la Bambola”. En Arenitas Blancas se encontraba “El Peñón”, donde era el boliche elegido por los que se los llamaba “la crema” y los “frutillas” de la sociedad, popularizando el dicho: “frutilla, porque te juntas con la crema y te crees rico”. Lentamente de la mano del Toto Umpierre, propietario del primer motel de alta rotatividad de Salto, pretendiendo levantar el nivel de los boliches, construye el castillo bailable “Z”, que tenia cascada de agua en la pared, equipos de luces y sonido jamás vistos en Salto y luego en la costanera Norte construye el barco bailable “Calipso”.
De apoco los bailes del centro como Chaná, Hindú o en los clubes como el Uruguay, Salto Uruguay y Remeros; “La Reina”, “Etiqueta Negra”, “Uriel” o “Willow”, los prohibieron. Aparecían los salones de fiesta en chacras de la mano de Leonardo Boruchovas con el majestuoso “Aras de Salto”; como olvidar los servicios de fiestas del inigualable “Cholo” Sánchez.
Con “Vilma Palma e Vampiros”, “Soda Stereo”, “La Vela Puerca”, Mario Silva y Miriam Britos, hoy Diputada, con los panchos del “Gordo Rodolfo” y “Súper Gringo”; con los vinos cortados del Chamaco, sin semáforos, sin aires acondicionados, sin celulares, sin redes sociales y sin whatsApp, crecimos en Salto y sobrevivimos. ¡Feliz noche de la Nostalgia!