Por Gerardo Ponce De León
Después del escrito del Miércoles pasado, una señora me hacía saber, que, me faltó en el mismo, poner a la ilusión y la esperanza, junto con el soñar, ya que consideraba que eran motivo de vida en el ser humano. No puedo negar que sea cierto o no, ya que creo que todo va a depender, de lo que se tome como ilusión y esperanza. Personalmente, me da la sensación que integran parte o no dejan de ser otra forma del soñar.
Si tengo la ilusión, es decir que espero que suceda, no deja de ser otra forma de soñar; cuando creo que también, si digo que tengo la esperanza de que suceda tal cosa, no dejo de soñar que va a ocurrir.
No estoy en desacuerdo con la señora, simplemente que, queriendo decir una cosa, no dejamos de estar pensando igual, es el mismo perro con diferente collar. Es capaz que soñar es tener la esperanza o la ilusión, de que suceda. Cuantas veces esperamos un milagro, y ese milagro es tener esperanza, ilusión o soñamos. La vida nos demuestra que cualquiera de ellas, llevar al hombre a dar una cuota más al vivir; que sin ellas no tiene razón la superación, el mirar hacia el futuro de otra forma. No me imagino a una persona que viva sin soñar, sin ilusión o sin esperanza. ¡Que triste debe de ser!
Leía, en un suplemento rural, del diario El País del día Jueves 23 de Enero del 2020, al futuro presidente electo, en el que toca temas varios, pero principalmente sobre el sector agropecuario, en el que sueña con poder, dentro de cinco años, poder mirar a los ojos de cualquier uruguayo. Es un mensaje alentador de un ser humano que sueña en que va a dar de sí, todo lo que esté a su alcance, para darle, a cada uno de nosotros, lo mejor. Tengo que decir que su sueño se basa en la realidad, pero es también parte de un deseo, de una ilusión, de que tiene la esperanza de poder llevar su gobierno por el camino que los uruguayos deseamos, ya que de no ser así, la mayoría, no lo le habría dado su voto de confianza. Nos guste a no, en esta persona, tenemos que aplicar; el termino que Ud. quiera, (soñar, ilusión o esperanza) para que le vaya bien, si a él le va bien, nos va bien a todos; que es el sueño de todos (o tendría que ser). Voy a volver a lo mismo, no son los blancos, colorados o frente amplio; es el Uruguay el que importa y que hay que defender, depositando toda la confianza en el nuevo gobierno que el pueblo eligió.
Muchos le vamos a poner piedras en el camino; muchos vamos a usar el argumento, de que en defensa de tal o cual motivo, vamos a estar en contra de su accionar; a muchos nos va a costar aceptar sus decisiones, y nos vamos a olvidar que “nada es verdad o mentira, que todo va a depender del cristal con que se mira”.
Entra acá la capacidad de cada uno de nosotros que sepamos, primero: ubicarnos, segundo: soñar, tercero: confianza, cuarto: respaldo.
Sueño con un Uruguay mejor, justo, en el que los más infelices sean los más privilegiados; que la seguridad y el trabajo estén a vuelta de la esquina; que se respete el derecho de cada uno de los que habitamos este hermoso y gran país; que exista una verdadera justicia social; que todos soñemos que somos un ejemplo en el contesto mundial; que podamos decir, en cualquier lugar, orgullosamente somos uruguayos.
Esto es tener un sueño, una ilusión y una esperanza. Que en el fondo es lo mismo, por eso decía que la señora no dejaba de tener razón, pues pensábamos lo mismo.
Columnistas