martes 26 de noviembre, 2024
  • 8 am

Medicina salteña: rescatemos la historia

César Suárez
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César Suárez

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Por el Dr. César Suárez
En cualquier parte del mundo uno de las atracciones más apreciadas son los museos que rescatan la memoria histórica de cada lugar, que conectan e identifican a cada comunidad con su pasado y sus orígenes recopilando la memoria colectiva del pasado e identifica el presenta con las raíces más profunda de la historia
La memoria es un atributo esencial para cualquier individuo, para cualquier grupo humano, para el mundo entero, somos lo que hemos sido y nuestra historia personal o colectiva está contenida en los recuerdos que conforman nuestro transito por la vida pero también el tránsito de la humanidad por la faz de la tierra.
La memoria se relata, se trasmite da forma a la historia personal, modela el temperamento de cada individuo con las vivencias personales, intimas y confidenciales de lo que cada uno quiere reservar para sí, en ocasiones se desdibuja se distorsiona y hasta suele contaminarse con fantasías que cada uno genera y también fenece junto con cada uno y sólo persiste lo que se logró trasmitir al resto de alguna manera.
Recordar es una necesidad imperiosa, tanto que la humanidad viene escudriñando hasta en las más débiles señales del pasado en la búsqueda de algo que nos identifique y nos termine por explicar el porqué de infinitas cosas que no entendemos.
La memoria individual está en nuestra cabeza donde se preserva con fidelidad a veces incierta, la memoria colectiva se alimenta del relato pero también de indicios mudos desde la más recóndita historia de la humanidad contenida en utensillos elaborados por la mano del hombre, esqueletos, pinturas rupestres y más tarde en la escritura, invento trascendente que preserva los relatos del pensamiento desde hace miles de años.
La modernidad ha grabado la voz, la imagen y ha traído a instantaneidad en la comunicación de la noticia y el pensamiento y ha transformado la memoria colectiva en un yacimiento inagotable de al servicio del presente y del futuro generando una suerte de museo itinerante.
Cada actividad que el ser humano realiza va dejando su huella en la historia y la influencia del tránsito individual y colectivo de cada grupo de gente va haciendo que ya las cosas no sean de la misma manera.
Cada comunidad que se precie de tal, respeta su propia historia, la preserva y la muestra con orgullo, genera sus museos que son como yacimientos vivos del pasado, que explora nuestras raíces, que nos identifica y nos reafirma.
Salto como comunidad poblada apenas tiene una historia de poco más de doscientos cincuenta años, sin embargo es una rica historia que muchos se han encargado en recopilar en libros, en videos y películas y de preservar con testimonios materiales distribuidos en diferente museos que se ocupan de mostrar lo que hemos sido y como han sido nuestros antepasados.
Al igual que otras actividades, también la medicina en Salto tiene su historia que le dieron su origen y el posterior desarrollo pero lamentablemente los registros históricos permanecen dispersos, sin una recopilación unificada. En cada lugar hay diferentes testimonios, bibliotecas personales, antiguos instrumentos y los relatos se van difuminado y perdiendo con la desaparición físicas de sus protagonistas.
Desde Apolón de Mirbeck reconocido como el primer médico salteño en la mitad del siglo diecinueve hasta nuestros días se han sumado cientos de historias que sería útil recopilar y reunir en un museo de la medicina salteña todo el material disperso que aparte de rescatar esta rica historia que nos pertenece también será un orgullo destinado a las generaciones futuras y un innegable atractivo para quienes nos visitan desde otros lugares para poder mostrar con orgullo lo que somos y lo que hemos sido.
Muchas historias ya se han perdido o difuminado con el transcurso del tiempo pero queda mucho por rescatar, es necesario que pongamos manos a la obra cuanto antes que sea demasiado tarde, la generaciones futuras ya se encargarán de apreciar nuestro esfuerzo y sentirán el orgullo de poder apreciar las raíces de lo que hemos sido.