Por el Padre Martín
Ponce De León
No logro entenderlos.
La casa quedó desocupada.
Sin dar mucho tiempo a la toma de previsiones, los moradores se fueron.
No era necesaria mucha imaginación para suponer lo que habría de pasar.
Los jóvenes que se reúnen por la noche en la plaza tendrían un lugar.
Ello fue lo que sucedió.
Las frías noches no los tomarían tomando y drogándose debajo de los árboles.
Por una de las ventanas entraban a la casa y, en la estufa, fueron quemando diversas maderas de unos muebles casi inutilizables que allí se encontraban.
Cuando los muebles se agotaron comenzaron a desarmar un viejo sofá, que habían ubicado delante de la estufa, y comenzaron a quemarlo.
Cuando el sofá hubo de quedar completamente quemado comenzaron a arrancar trozos de una puerta y a utilizarla.
Lo que podía ser un cálido refugio, en muy poco tiempo, se convirtió en inhóspito espacio.
Sé que me dirán que no era de ellos y que nada les importaba pero………
Momentáneamente habían conseguido un espacio cálido y lo transformaron en un páramo.
Yo entiendo que no quieran lo que no es de ellos pero que se encarguen de destrozar lo que, cómodamente, están utilizando no logro entenderlo.
No logro entender que no lleguen a quererse como para aprovechar, aunque más no sea provisoriamente, lo que tienen la posibilidad de usufructuar.
¿Cómo pueden pretender que alguien llegue a estimarles como para darles una mano?.
En ese mundo que se han construido no hay mucho espacio para que alguien pueda acercarse porque ellos, sin lugar a dudas, no desean el acercamiento de nadie.
Es un cerrado círculo donde solamente es posible el encerrarse un poco más y ello, necesariamente, implica degradarse un poco más.
No logro entenderles.
Sé que lo suyo es una mezcla de situación social y enfermedad pero ¿cómo hacer para salir si no dan señales de respeto por ellos mismos?.
Sin duda que lo suyo es un gran grito que es imposible no escuchar pero….. despiertan una reacción muy distinta a la que podrían pretender.
Marcan, junto con su presencia, una necesidad de distancia que logran acrecentar aceleradamente.
Para ellos muchísimas puertas se han cerrado y luego se han encargado de hacer que se cerraran como forma de hacer notar que les han cerrado puertas.
Ahora ya no les interesan las posibilidades de alguna puerta abierta puesto que se han sumido en un pesado sopor que les hace vivir en una prolongada ausencia de todo y de todos.
Solamente uno de ellos sobrepasa los 25 años pero están en una situación donde habrá de pasar mucho tiempo antes de que puedan lograr reinsertarse en una realidad que, hoy, no les interesa en lo más mínimo.
Son jóvenes y recién están comenzando a vivir la vida pero, parecería, como que ya nada les interesa de esa posibilidad de vivir la vida puesto que no pueden decir que, la de ellos, es una forma de vivir la vida.
Quizás todo sea producto del hecho de que uno ya está viejo y se ha formado en un estilo de vida que se mueve dentro de otros parámetros y, por ello, resulte muy difícil lograr entenderles.
Uno quisiera poder hacer algo para ayudarles pero resulta casi imposible ayudar a quien no quiere ayudarse.
Mientras tanto……… más y más se hunden sin que uno llegue a entenderlos debidamente.
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