jueves 25 de abril, 2024
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Testimonios de centro ecuestre de Salto revalorizan los beneficios de la equinoterapia y la equitación adaptada

Por Karina De Mattos
Con las disposiciones de la emergencia el Centro Nº 17 del CENAFRE (Centro Nacional y Fomento de Rehabilitación Ecuestre en Uruguay) no había logrado comenzar sus clases y actividades habituales, hoy contando con un protocolo adaptado a la situación iniciaron la labor anual. De un total de 44 centros en funciones en todo el país, el de Salto se encuentra en el Club Deportivo Artigas, en la avenida Viera y Apolón de Mirbeck. Ofrece clases de hipoterapia, equinoterapia, equitación adaptada y taller de artes.
EQUIPO Y PREDIO
Susana Grüning de Villamor, -Directora General de la Asociación Unidos-, dialogó con CAMBIO e informó: “Contentos todos, no solo los chicos, sino nosotros los que organizamos y somos funcionarios. Desde el año 2005 que trabajamos ininterrumpidamente con una trayectoria muy importante. Contando con el apoyo militar del Batallón y tenemos un equipo multidisciplinario con dos psicólogas, dos veterinarios, una psicomotricista, cinco ayudantes de monta y dos instructores.
El predio es del Club Deportivo Artigas y la Embajada de EE.UU realizó su construcción. Tuvimos ese gran apoyo, es una de las mejores del país y tenemos un picadero excelente. El trámite se inició en la Intendencia del Esc. Eduardo Malaquina y en aquel año Juan Bellagamba realizó los trámites. Este terreno era todo piedras, las máquinas trabajaron durante cinco días y dejaron el terreno apto para poder hacer el picadero. Después la intendencia nos donó la zona azul para construir instalaciones, la Comisión Técnica Mixta nos donó los recursos para hacer el baño y la Brigada solidaria del SUNCA lo construyó”, contó.
COMIENZO DE ACTIVIDADES 2020
Por otro lado señaló que “Contamos con la misma cantidad de alumnos y con un protocolo establecido. Se comienza primero durante 20 días con los niños, jóvenes y adultos que montan solos y tenemos que realizar las clases de a dos a tres como máximo, trabajando en tandas. Cada cual con su tapabocas, con el casco que desinfectamos antes y después de la terapia. Dentro de 20 días, respetando las vacaciones de invierno por salud, para que nadie venga resfriado ni con enfermedades respiratorias. Luego comenzaremos con los chiquilines que montan acompañados de un instructor y después con los chicos en doble monta. En este momento estamos trabajando con cuatro caballos, pero en total son diez. Tenemos la suerte de que la Intendencia nos permitió dejar los caballos en el Parque del Lago donde pueden descansar los fines de semana.
OBJETIVOS
Grüning dijo que “como siempre hemos hecho este tipo de actividades y queremos seguir compitiendo en Olimpíadas Especiales y en Olimpíadas de FIDES, porque tiene la característica de que no solo se dedica a la parte deportiva en equitación y natación, sino que también en arte. Viajamos a Cartagena de Indias (Colombia) donde participan todos los países de Latinoamérica y es un evento hermoso entre pintura, música y teatro”, dijo. “El centro ha asistido en dos oportunidades. No solamente en lo lindo que es sino además en el bien que le hace a la persona elevar el autoestima. Este año ya comenzamos a participar en FIDES, tres de nuestros alumnos participaron en canto. La próxima actividad que realizaremos es la de una receta típica de nuestro país, nuestros gurises van a amasar y hacer tortas fritas y nosotros las freiremos. Los chicos se van a caracterizar con vestimentas típicas”.
EN PRIMERA PERSONA
María José Villamor Grüning nos contó como se sintió en el primer día de este año sobre el caballo: “Mirá que yo sé andar pero me había olvidado, marzo, abril, mayo y junio sin andar. Me daba un poco de miedo y después se me fue. Extrañaba las clases, me aburría en casa. Me gusta estar con los caballos, lo que tiene este picadero es que es muy seguro”.
TESTIMONIOS DE LOS TÉCNICOS
Por su parte Yéssica López, trabaja en el Centro de Equinoterapia y es asistente de Equinoterapia y expresó a CAMBIO sus motivaciones en esta labor: “Soy estudiante de profesorado de Historia y me ayuda mucho en la práctica. Me gusta el cuidado de los chicos y ver su progreso, ver la efectividad de la terapia y el vínculo que se desarrolla entre el caballo y los niños”.
Antonella Álvarez es estudiante de instructora de Equinoterapia, está en su último año y dijo: “Ayudamos en la terapia a los chicos porque acá trabajamos en equipo. Me gusta ver los logros de los chiquilines y el espacio que se le da, porque acá vienen a montar, muchos de ellos están compitiendo a nivel nacional e internacional contando con varias medallas. Se trata de brindarles un espacio en el que puedan triunfar, más allá de una terapia es brindarle una terapia y fomentar el vínculo con el caballo y con ellos mismos que se conocen. Justamente acá sí los ayudamos, pero no le ponemos el pie en el estribo, generamos la autonomía del alumno, que pueda salir de acá y desarrollarse a nivel social también.
LA CONEXIÓN CON EL CABALLO
Solange Ferrao es psicomotricista y expresó detalles de su labor: “vengo más que nada a colaborar desde mi área, un poco lo motriz, lo que yo hago es ayudarlos a moverse, estirar, preguntarles cómo están emocionalmente, si les gusta, -que a todos les encanta venir-, más que nada es ese tipo de terapia y siempre trabajando con el movimiento como para que no se queden quietos”.
Sobre cómo llegó al centro dijo que “fue como el destino, no tenía idea de que había equinoterapia una vez estaba en un curso con un psicólogo y me encontré con Susana. Me encanta trabajar con personas con discapacidad y me encantan los caballos, me acerqué a Susana y me invitó a venir, así llegué y el año pasado comencé a venir. Lo que más disfruto es ver el avance en ellos y la conexión que tienen con los caballos”.