Por Leonardo Vinci.
Los tupamaros no lucharon por defender ni la Democracia ni la República.
Su aparato militar fue totalmente derrotado en 1972.
Sin embargo, los perdedores del ayer, una vez que ingresaron formalmente a la vida política nacional, fueron ganando espacios a través de su peculiar accionar.
Con su mentiroso relato, alteraron la verdad histórica descaradamente.
Así las cosas, han sostenido que la dictadura comenzó en 1968 y que ellos lucharon ardorosamente por defender lo que en verdad procuraron destruir por todos los medios.
Deformaron la realidad, ya que fueron una banda de delincuentes que por medio del terror, robaron, secuestraron y mataron sin miramientos.
Como todos los 8 de octubre, los tupamaros han convocado a un acto recordando la toma de Pando bajo el lema: Continuemos por el camino de la esperanza.
A propósito, el ex tupamaro Aníbal De Lucía señaló al periodista Leonardo Haberkorn en «Historias Tupamaras» que el episodio estuvo lejos de constituir una «toma»: «El MLN no tomó Pando. Lo que hizo fue ir a la comisaría, a los bomberos, a dos bancos y a la central telefónica, pero cuando vos tomás un pueblo de verdad, te quedás con todo el pueblo, cerrás la entrada y lo mantenés una hora, dos horas, tres horas. Tomar Pando es quedarse con Pando, aunque sea por quince minutos. Ser el dueño. Y cuando viene el Ejército, decís, bueno, tenemos tomado esto, vamos a hablar. Pero lo que ocurrió fue mucho menos que eso».
Los tupamaros lo presentan como un episodio épico, aunque fueron varios asaltos que costaron cinco vidas y fue otro hecho lamentable entre los atentados contra las Instituciones democráticas.
La operación comenzó al mediodía cuando una pareja copó la comisaría, otro comando lo hizo con la central telefónica de la ciudad y otros lo hicieron con las sucursales de los bancos República, Caja Obrera y Pan de Azúcar, donde robaron casi 400.000 dólares, de los cuales se recuperaron menos de la mitad.
Interceptados en su huida por la policía, cayó herido el Sargento Enrique Fernández, quien falleciera días después.
También murió un ciudadano por completo ajeno a la «hazaña» tupamara, que tuvo la mala fortuna de estar en la calle en esa oportunidad: Carlos Burgueño.
Otro policía, Ruben Zambrano, sería asesinado por los tupamaros un mes más tarde como venganza por su participación en los hechos de Pando.
Fueron abatidos tres subversivos y unos 20 cayeron apresados, entre ellos Eleuterio Fernández Huidobro.
Luego de la restauración democrática, el MLN ha celebrado y elogiado esa acción criminal, como parte de los intentos mentirosos por mostrar a las nuevas generaciones a una guerrilla luchando por defender la democracia uruguaya.
Está claro que los tupamaros,- aquí y allá,- tratan de justificar acciones ilegales mediante actos y discursos y no entendemos por qué no actúa de oficio algún fiscal, ante un evidente caso de apología del delito.
En los últimos años, el hijo del infortunado Carlos Burgueño, Diego Burgueño, ha organizado un acto paralelo en la misma ciudad de Pando denominado «Marcha por un Uruguay en Paz, toda la Verdad y toda la Justicia».
Recientemente participó Héctor Amodio Pérez, quien leyó un discurso en el que pidió perdón por las atrocidades tupamaras y la muerte de inocentes.
Entre otros conceptos, Amodio señaló que los tupamaros «no vacilamos en atacar al sistema constitucional, porque no creíamos en él. Decíamos actuar en representación del pueblo y no vacilamos en desconocer los derechos humanos de quienes considerábamos nuestros enemigos. Otros hombres y mujeres, también uruguayos, respaldados por el orden constitucional que nosotros atacamos y actuando también en nombre y representación del pueblo uruguayo, nos derrotaron».
La toma de Pando es un claro ejemplo de lo que fue la locura tupamara.
¡Y lo celebran!
No tienen vergüenza.
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