viernes 22 de noviembre, 2024
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El día que fue a remate el Teatro Larrañaga

Leonardo Vinci
Por

Leonardo Vinci

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Por Leonardo Vinci.
Cuenta Taborda que el día 12 de Julio del año 1880, el entonces Jefe Político, Don Teófilo Córdoba, convocó al salón de la Jefatura, a un núcleo de caracterizados vecinos y les expuso el motivo de la reunión, que era «la necesidad y el deseo de todos», que nuestra ciudad contara con un Teatro, constituyendo rápidamente una Comisión para atender el asunto.
En menos de una semana recaudaron $14.800 y luego de redactar el pliego de condiciones en base a los planos del Ingeniero Inglés del Ferrocarril Noroeste Robert Wilkinson, se llamó a licitación, la que fue adjudicada al contratista de obras don Antonio Guggeri.
En pocos meses de incesantes trabajos, se levantaron sus muros, destacándose las galerías sin sostén de ninguna columna.
A principios de octubre de 1882 se inauguró el Teatro.
Proyecciones cinematográficas, debates políticos y espectáculos de gran relevancia desfilaron sobre su escenario durante décadas, hasta que el 4 de setiembre de 1932, la población de Salto, con verdadero estupor, se enteró que el Sr. Pedro Masaferro había sido designado para proceder al remate del «Teatro Larrañaga».
Con una base de $ 40.000, pasarían bajo martillo todos los muebles, útiles y accesorios por cuenta y orden de la Comisión liquidadora de la Sociedad Anónima.
El remate estaba fijado para el jueves 8 de setiembre a las 10:30 destacándose en los avisos de prensa la «base extraordinariamente baja como para vender» siendo una «magnífica oportunidad para la gente de capital.»
La venta se haría al contado, entregándose la propiedad del bien inmediatamente de otorgarse la escritura de venta.
Como es de imaginar, las fuerzas vivas de la ciudad expresaron su disgusto y en consecuencia, protestaron con firmeza.
En presencia de mucho público, el martillero intentó durante varios minutos lograr alguna oferta, pero sus esfuerzos fueron inútiles ya que no hubo una sola propuesta.
El Diario Tribuna Salteña preguntaba ¿Permitirán los salteños que el viejo centro de difusión artística sea vendido casi al precio de cosa inservible?
Crónicas de la época planteaban que «el municipio podría comprar el Larrañaga, tomando como base un préstamo del Banco Hipotecario y disponiendo tal vez de muy pocos miles de pesos para redondear la operación.
Artículos periodísticos promovían la creación de «… un movimiento en este sentido, porque no es posible que se permita la venta en condiciones que constituirían una vergüenza para nuestro sentimiento de progreso localista. El Teatro «Larrañaga tiene que volver a ser lo que fue en el medio siglo que lleva de vida: un gran centro de cultura, orgullo del Salto.»
En su obra «Salto de ayer y de hoy», el autor recordaba que luego del frustrado remate, «Después de más de un cuarto de siglo de silencio, de incuria y de ruina, nuestra primera sala de espectáculos ha de renacer pujante y espléndida nuevamente a la vida del arte escénico…»
En 1953, la generosidad de la «Sociedad Anónima Salteña Teatro Larrañaga», representada por Don Domingo Devotto Gutiérrez y el Dr. Juan José Muguerza, vicepresidente en ejercicio y secretario, donaban el Teatro a la Comuna, en ese tiempo en manos del progresista Intendente, el Arquitecto Armando I. Barbieri.
La historia tuvo un final feliz y los salteños seguimos disfrutando, orgullosos, la espléndida Sala del Larrañaga.