Mentiras “Charrúas” (Segunda Parte)
Por el Dr. Pablo Perna
“El decir que Rivera es autor de un genocidio en Salsipuedes es una reverenda estupidez y el que lo diga es un ignorante o idiota”. Esto es lo que afirmaba el historiador nacionalista Lincoln Maiztegui. Al igual que este prestigioso historiador, existe sobrada documentación histórica que afirma lo siguiente: Primero: los Charrúas no son originarios de Uruguay, sino de la Mesopotamia Argentina; Segundo: nuestro Prócer Artigas, su padre y su abuelo, han perseguido y asesinado a Charrúas; y Tercero: el 11 de abril de 1831, en Salsipuedes no existió ningún genocidio, simplemente una matanza de no más de 45 indios, cuando existían miles habitando nuestra campaña.
Lo que relataremos a continuación reafirma con documentos históricos lo que venimos de sostener y que con posterioridad a Salsipuedes los charrúas siguieron asesinando por muchos años más; prueba objetiva de ello es que el 20 de junio de 1832 Bernabé Rivera, protagonista de Salsipuedes, fue apresado, estaqueado y asesinado mediante lluvias de flechas por los Charrúas, a quien luego le arrancan la nariz y le extrajeron sus venas para adornar la lanza del indio Joaquín.
El Presbítero de la Parroquia de Salto Rafael Firpo, que se encargó de recopilar todos los documentos existentes en la parroquia de Salto desde nuestra fundación en 1817, afirma en su libro “Historia del Salto Oriental” publicado en 1913,que en Salto existían partidas de defunciones donde constan muertes por asesinatos en manos de charrúas hasta 1939. Este es otro documento histórico que acredita que los Charrúas no fueron eliminados en 1831.
Relata Firpo que a mediados de 1900, visito a una señora llamada Isabel Barú “que vivía en una casita de mísero aspecto en las inmediaciones del hospital. Me encontré con un monumento vivo del siglo pasado”; le manifestó ser de raza Charrúa y que tenía 100 años, que había nacido en Córdoba- Argentina y que se afinco en Salto en 1817; relata la charrúa: “Cuando los portugueses establecieron su campamento aquí, me vine al campamento de Salto… y aquí no había ninguna casa. Después que se retiraron los portugueses, nos quedamos las mujeres en ranchitos diseminados por la cercanía del puerto y del arroyo Ceibal”. “Señor nosotros los primeros pobladores naturales todas de Misiones, del Brasil, de entre Ríos y Corrientes éramos guapos y no perdíamos pie al ejército, mas hoy solo quedo yo de aquellos tiempos”.
Sigue relatando el Presbítero testimonios de ancianos fundadores de Salto; Juana Itaqui: “vivíamos con el Jesús en la boca”, “hoy estaba un ejército y mañana otro; pero lo peor eran las continuas correrías de los charrúas, …aparecían en vez en cuando y acometían a los pocos estancieros que habían y cometían continuamente toda clase de fechorías y asesinatos”. “Una vez estábamos en nuestro ranchito del Arapey, velando una criatura de una de mis compañeras y llegaron dos charrúas, nos atropellaron a todos, que éramos cuatro, desafiándonos y amenazándonos con dar muerte; nunca me olvidare de lo que nos pasó aquella noche”. Uno se llamaba “Gato Negro”.
En otras columnas contaremos que fue lo que le sucedió a Juana y a sus amigas en manos del “Gato Negro”, pero lo importante es recoger documentos históricos que afirman otra verdad. La ley 18.589 (aprobada por el Frente Amplio) que declara «Día de la Nación Charrúa”, debería ser sustituida por el “Día de la Nación Guaraní”, que fueron los que verdaderamente habitaron y amaron nuestro región, y que sin saberlo le dieron nombre a nuestro País, al haber llamado “Uruguay” a su río, que en su idioma significaba “rio de caracoles” o “rio de pájaros”.
Finalmente quiero remarcar que esta columna no es un ataque contra los “verdaderos” Charrúas que fueron parte de nuestra historia y lucharon y murieron por sus ideales; y que a lo largo del S XIX los que no se amoldaron a la nueva civilización, fueron también brutalmente asesinados, esclavizados o llevados a Francia para realizarles estudios científicos, como lo fue el caso de Vaimacá Perú, Senaqué, Tacuabé, y Guyunusa, que trágicamente terminaron siendo vendidos a un circo para exhibirlos en Europa. Pretendemos contar la historia no contado en la Escuela y desenmascarar de esta manera al falsos relatos de los que hoy pretenden hacerse pasar por “charrúas” a cambio de beneficios del Estado, aunque sus apellidos o fisionomías lo delaten a gritos que sus orígenes son europeos.