jueves 28 de marzo, 2024
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Uruguay debe duplicar su plantación de manzanas Pink Lady para apuntar a la exportación de la fruta

La variedad Pink Lady es una manzana que se lograr adquirir en el país desde mayo y hasta finales de año. Es una fruta de color casi rosado, jugosa, crujiente y con equilibrio especial de acidez y dulzura, según la define el director del Programa de Investigación en Fruticultura del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), Ing. Agr. Danilo Cabrera.
El técnico entiende que debido a que está es «la manzana que toma más precio en el mundo, la que tiene más marketing y de las más valoradas por los consumidores», existen grandes posibilidades para que el país pueda «duplicar el área plantada con el objetivo de aumentar su exportación».
Esta manzana fue creada por la Oficina de Agricultura de Australia Occidental en la estación experimental de Stoneville. Para comercializarla en los cinco continentes, se le dio autorización a ciertas empresas que formaron la Alianza Internacional de Pink Lady (IPLA), que es la que controla la venta, define los requisitos de calidad y se encarga de la estrategia de marketing que ha posicionado la marca en el mundo.
INIA con el grupo de productores plantadores de Pink Lady en Uruguay, acompaña desde 1999 la producción local de este cultivar, estudiando aspectos agronómicos de adaptación, fisiología, manejo, sistemas de conducción, distancias de plantación, cosecha y postcosecha, conservación, valor nutricional, calidad de la fruta y control de enfermedades y plagas, entre otros.
A pesar de estar posicionada en el mundo, de ser valorada por los consumidores y de ser rentable en materia de precios, en Uruguay la producción de Pink Lady representa únicamente el 11% del área plantada de manzanos, con 250 hectáreas en los departamentos de Canelones, San José y Montevideo que corresponden a 210 productores. De los 50-60 millones de kilos de manzanas que se cosechan por año en el país, 5 millones son de esta variedad.
«Por su calidad, la Pink Lady en general alcanza el doble de precio que si se vende como Cripps Pink. Por eso desde INIA siempre insistimos en que, haciendo un cultivo para producir fruta de exportación se podría, por ejemplo, duplicar o más el área plantada de esta manzana en el país, porque hay demanda y el productor puede ganar mucho en mercados de Europa y Asia», subraya Cabrera.
«Uruguay tiene posibilidades, solo falta sumar esfuerzos, realizar más plantaciones para la cosecha de fruta de exportación y así seguir aumentando los volúmenes de Pink Lady que el mercado mundial demanda. Sería bueno para el productor, para el país y para la investigación», concluye.