miércoles 5 de febrero, 2025
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Narcolepsia: una enfermedad que provoca ataques repentinos de sueño extremo en el día

Sol

La falta de información y de formación en esta área de la medicina repercute en la forma en que se trata la salud de estos pacientes. Quienes tienen un trastorno de sueño tienen una peor calidad de vida, aunque casi la mitad no sepa por qué. Como consecuencia de dormir mal o no dormir, tienen colesterol alto, pueden sufrir infartos, fatiga e incluso accidentes de tránsito o laborales, causados por la falta de atención.
¿QUÉ ES?
La narcolepsia es un trastorno crónico del sueño que se caracteriza por una somnolencia extrema durante el día y ataques repentinos de sueño. Las personas que padecen narcolepsia a menudo tienen dificultades para mantenerse despiertos durante períodos largos, sin importar las circunstancias. La narcolepsia puede provocar alteraciones graves en la rutina. En ocasiones, la narcolepsia puede estar acompañada por una pérdida repentina del tono muscular (cataplejía), que puede producirse por una emoción intensa. La narcolepsia acompañada de cataplejía se conoce como narcolepsia de tipo 1. La narcolepsia que ocurre sin cataplejía se conoce como narcolepsia de tipo 2. La narcolepsia es un trastorno crónico que no tiene cura. Sin embargo, los síntomas se pueden controlar con medicamentos y cambios en el estilo de vida.
SÍNTOMAS
Los signos y síntomas de la narcolepsia pueden empeorar en los primeros años y continuar de por vida.
-Somnolencia excesiva durante el día.
-Pérdida repentina del tono muscular.
-Parálisis del sueño.
-Cambios en el ciclo de sueño con movimiento rápido de ojos (REM).
-Alucinaciones
CAUSAS
Se desconoce la causa exacta de la narcolepsia. Las personas con narcolepsia tipo 1 tienen niveles bajos de la sustancia química hipocretina.
La hipocretina es un neuroquímico importante del cerebro que ayuda a regular la vigilia y el sueño MOR (movimientos oculares rápidos). También es probable que la genética influya en el desarrollo de la narcolepsia. Pero el riesgo de que un padre transmita este trastorno a un hijo es muy bajo, solo alrededor del 1 %.