jueves 25 de abril, 2024
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La postpandemia y el modelo capitalista

Gustavo Chiriff
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Gustavo Chiriff

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Téc. Univ. Gustavo Chiriff 1001- Frente Amplio
En las últimas décadas, en el mundo occidental y sobre todo en América Latina, el orden neoliberal sostuvo algunas certezas políticas como el gran triunfo del capitalismo sobre el comunismo, la prioridad de los mercados en lo que respecta a la regulación de la economía, la reducción del papel del estado, la flexibilización laboral como dinamizadora del empleo y crecimiento económico. Esas certezas no resistieron la realidad, y la pandemia demostró ante todo que es el Estado y no los mercados, quien puede proteger la vida de los ciudadanos. Pero también quedó demostrado, lamentablemente por esta situación, que la globalización sólo beneficia a las trasnacionales y puede poner en peligro la supervivencia de las personas, sobre todo las más vulnerables, si cada país no produce bienes esenciales al alcance de grandes masas de población que hoy no tienen acceso a ellos y que los trabajadores en empleos precarios, son los más afectados por carecer de fuente de ingresos o protección social.
Para el mexicano Víctor Toledo, la humanidad ha perdido el control sobre el enorme experimento que ella misma creó y desencadenó; que la conduce irremediablemente a una catástrofe. Estamos en la hora de definiciones y de decisiones que habrán de determinar el destino de buena parte de la humanidad y sus creaciones. El propio Papa Francisco se dio cuenta: aseguró que no se puede salir de la actual crisis por la pandemia “sin evolucionar hacia las periferias”, y tras exigir a los países más poderosos que reconozcan las asimetrías del mundo llamó a “abrirse y mirar hacia el futuro”.
Por su lado, el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos señala que las alternativas socialdemócratas y socialistas han vuelto a la imaginación de muchos, no solo porque la destrucción ecológica provocada por la expansión infinita del capitalismo ha llegado a límites extremos, sino porque, después de todo, los países que no han privatizado ni descapitalizado sus laboratorios parecen ser los más eficaces en la producción y más justos en la distribución de vacunas , como lo son Rusia y China. Vladimir Putin, presidente ruso, al que difícilmente se lo pueda calificar de comunista, dijo que el modelo actual de capitalismo se ha agotado y que dentro de ese sistema es imposible salir del nudo de contradicciones cada vez más complejas que afectan a todos en ámbitos que van desde la crisis de la ecología, la degradación del medio ambiente, la injusta distribución de los bienes materiales, hasta la escasez de agua, la falta de energía eléctrica o las dificultades para recibir asistencia médica adecuada.
El mundo está en crisis, o mejor dicho, el modelo capitalista del mundo es el que lo está. A pesar de sus políticas de distracción, como la mal llamada “revolución verde”, puerta de escape para la reconversión de un sistema capitalista estancado y de propiedad ultraconcentrada, que pretende seguir como modelo dominante, con amenazas ambientales, climáticas y de guerra nuclear, poniendo en peligro la existencia propia de la humanidad.
Fidel Castro, en su discurso en la Conferencia ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo de 1992, decía: “Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre”. Aún estamos a tiempo