jueves 28 de marzo, 2024
  • 8 am

Falta de agua pudo llevarse un 20% del rinde en la colza

Sobre el cierre de la cosecha de colza de este año es relevante profundizar en los principales factores que incidieron en el resultado productivo de ese cultivo.
Más allá de si el rinde promedio fue inferior o mayor a los 1.800 kilos por hectárea, que algunos productores y técnicos manejan, lo importante es el crecimiento de unas 50.000 hectáreas que sumó al área de ese cultivo, señaló el director de Unicampo Uruguay y docente de la Facultad de Agronomía, Esteban Hoffman, en radio Carve.
Destacó que “un cultivo que crece y se expande y tiene un muy buen año, genera un impacto muy importante, además se suma el nivel de precios que presenta”.
Hoffman dijo que al cultivo “le pegó la seca”, hasta el llenado del grano “venía muy bien”, costaba “ver cultivos jodidos”, pero sucedió “algo similar a lo que sufrió la soja en la última zafra de verano, faltó el agua”.
Agregó que “las temperaturas no fueron tan bajas como en 2020”, pero “el elemento más importante fue la falta de lluvias en las zonas que concentran el 50% del área de colza”, Soriano, parte de Río Negro, Colonia y Flores,
Indicó que esa situación se vio reflejada en el peso de mil granos que “estuvo entre 20% y 25% por debajo de los niveles normales”. Al tiempo que consideró que eso se observó “más claramente en las chacras buenas, donde se fueron entre 500 y 600 Kilos por hectárea”.
Explicó que es una zafra donde los faltan los rindes altos, “la falta de agua pudo haberse llevado hasta un 20% de rinde en los mejores cultivos de colza. Muchas chacras perdieron entre un 20% y 25 % de rendimiento, cultivos que pintaban para 3.000 kilos terminaron con 2.500 o 2.400 kilos por hectárea”.
Hoffman sostuvo que en esta zafra las heladas “no fueron un problema”, algo que “si fue muy evidente en la zafra pasada cuando el rinde promedio termino en 1.600 kilos por hectárea”. Puede haber “casos puntuales” donde haya impactado en la productividad, “pero no fue una algo generalizado”.
Al ser consultado sobre las enfermedades, estimó que este año “no se llevaron muchos kilos”. Aunque en su momento parecía que “tendríamos un año complicado por la phoma, lo que motivó aplicaciones preventivas por los desastres que puede causar en la colza”.
En esa línea, Hoffman manifestó que “se está aprendiendo a manejar la sanidad del cultivo con las opciones de fungicidas que hoy están en el mercado, que son pocas”.
De todos modos, indicó que “hubo algunos de phoma, pero en cultivos de colza sobre colza, eso es un penal”. La investigación marca que “se deben dejar, al menos, dos inviernos libres”. Este “es uno de los problemas a resolver pensando en el mantenimiento y eventual crecimiento del área”.
También marcó que una parte importante del área del cultivo presenta deficiencias severas de azufre, “algo que no es posible de resolver con los fertilizantes que tenemos y lo que estamos dispuestos a aplicar”. Con lo cual, ese contexto también se lleva productividad, “algo que pasa en todas las zafras”.