Autocrítica consciente
Por Adriana
López Pedrozo
Cuando logramos conectarnos con nosotros mismos, es decir, acompañarnos en la soledad, buena soledad, que nos permite el diseño de pequeños proyectos, entonces podremos hacer nuestra propia autocrítica.
Será difícil, porque por más que tratemos, siempre va a estar contaminada con las opiniones externas.
El desafío es desprendernos, y escucharnos a nosotros mismos.
Pero, ¿qué estrategias, formas o valentía tenemos que adoptar para lograrlo?
Eso depende de cada uno, cuando se tiene la voluntad y/o la necesidad de hacerlo.
¿Por qué necesidad? Porque nos ayuda a entender situaciones, acontecimientos que no podemos aceptar que nos hayan pasado.
La meditación ayuda en la medida que logremos concentrarnos y…solemos ser muy crueles con nosotros mismos.
¿Esa crueldad, objetividad, no nos guiará en el proceso? Sí, muchas preguntas, pocas respuestas.
Dios, Jesús, el Universo, esa entidad que nos creó, nos podrían ayudar en la paciencia de ir descifrando señales.
Personalmente llevo más de 20 años en la tarea, y confieso que todos los días me encuentro fortalezas y debilidades.
¿Qué he aprendido sobre mí hasta ahora?
-“Tirarme a la piscina, sin mirar si tiene agua”
-Que me irrita cuando me nombran sin fundamento.
-Que me llamo a silencio ante el conflicto.
-Que me cuesta decir que NO.
-Que me vuelvo el espejo del “otro”.
-Que me mimetizo con su forma de pensar y actuar.
-Que pienso mucho en el futuro.
-Que me cuesta disfrutar el presente.
-Que me cuesta practicar la frase: “que me importa”.
-Que sí me importa la práctica de averiguar o inventar sobre la vida de los demás.
-Que me resulta difícil, demasiado quizás, confiar.
-Que creo en alguien que al hablar, me mira a los ojos.
-Que creo en la pareja.
-Que puedo, pero sigo aprendiendo a leerme.
SÍ, SE PUEDE
Confieso que hasta ahora, 2021, mi frase de cabecera era “la gente no cambia”. Determinados sucesos me demostraron lo contrario, tanto en la confianza como en la desconfianza.
¿Y dónde lo entendí? En mí mismo, cuando comencé a realizar mi autocrítica con la mayor objetividad que pude lograr. Calculo que la vida me seguirá enseñando, siempre que esté abierta. Quizás el paso del tiempo nos haga más permeables a los cambios, a la aceptación de lo que no puedo cambiar, que el amor es instinto y química, que cada uno sabe lo que se juega, que quiero vivir con dignidad, paz interior y sobre todo, encontrar un motivo para reírme diariamente.
El juzgar lo intento cambiar por aceptar, aceptarme, perdonar perdonarme.
Que amo a mis hijos, a mi madre, a mis hermanas, mi familia, a las personas que no conozco en profundidad, pero veo en ellas algo que me “mueve el piso”, descalzarme, caminar en la arena, mirar sin tiempo el mar y el cielo, agradecer, cantar y bailar “a mi manera”. Que está bien pedir y aceptar ayuda cuando lo necesitamos. Que en momentos difíciles aparecen personas increíbles que nos sostienen. Que no hay que perderse un minuto del presente. Que hay que escuchar a los que lo necesitan.
Que así sea.