miércoles 24 de abril, 2024
  • 8 am

Halcones

Adriana López Pedrozo
Por

Adriana López Pedrozo

7 opiniones

Por Adriana
López Pedrozzo
¿Qué es lo que más extrañamos en estos tiempos?
Las risas compartidas de las reuniones de amigas, donde cuentan una y otra vez la misma anécdota y nos volvemos a reír de la misma manera.
El contacto físico. La lejanía de un metro y medio.
La afectividad en su conjunto. La falta de proyectos.
No poder visualizar metas a largo plazo.
Nuestro gran desafío será, entonces en este nuevo tiempo, encontrar las estrategias y herramientas y aprender a usarlas para volver a tener algo tan poco nombrado, como la esperanza.
¿Cuál es el desafío, entonces?
Volver a socializar, con todos los cuidados pertinentes.
Aquella sensación de que este un grupo de colegas, compañeros, que nos esperan para, además de trabajar, socialicemos.
El uno con el grupo, el grupo con uno, el trabajo en equipos, bien trabajado, sin competir sino capacitarse unos a otros.
Compartir un libro, una noticia que puede ser un aporte para el grupo.
No he visto gente más alegre en su tarea, que los recolectores, conversan, silban, corren, paran el tránsito con un permiso casi incluido.
En tiempos, donde no hay trabajo, que se debe sortear entre cientos de personas los cargos, vemos las caras de desesperados de quienes quedaron afuera.
El trabajo es dignidad.
No ganarse el pan, mata la poca esperanza que queda.
A esto agregamos los efectos colaterales de la pandemia, donde muchas tareas se hacen vía on line.
Ahora: qué pasa con quien no está preparado en el área informática?
¿Cuántos proyectos sobre crear fuentes laborales en el país, para que trabajen los que viven en el país, se han presentado en el Parlamento?
¿Es posible que se exporte todavía lana sucia, para que sea fuente de trabajo de otros países?
¿Cuántas fábricas y de qué se están preparando para cortar la cinta de inauguración?
Vamos a buscar.
No sabemos de ninguna.
¿Cuántas granjas se observan en un viaje carretero hasta la capital, con huertas, gallinas, cerdos, apícolas y demás?
En otra época, se veían en la ciudad, donde siempre |había que recoger huevos, criar pollitos, arrancar la verdura del día, tomates, zapallos, zanahorias, frutillas, naranjas, limones, peras, manzanas, arvejas, hasta quinotos.
Dicho lo cual, eran exquisitos los dulces realizados y mermeladas.
Los niños hacían almácigos en cajones, para después pasarlos a la tierra.
Eso, en un país de “suaves y onduladas llanuras, sin montañas y aguadas naturales”, como se enseña en la escuela, es algo casi natural.
¿Qué pasó?
HALCONES
Otro de los afectos colaterales post pandemia, es la pérdida de la afectividad.
Estamos en un tiempo en que todo parece no ser permanente.
Se comienzan a fingir los estados de ánimos.
Personas que no creen en nada, (pero no se definen como ateos o no creyentes), se aferran a personas que trabajan cada día su energía para salir adelante: proyectan pequeños sueños, se trazan metas a muy corto plazo y luchan constantemente con la negatividad del otro: los halcones que roban almas.
¿Cómo los reconocemos?
-entran en un mutismo pasmoso.
-empiezan a sufrir de agorafobia.
-En el fondo no se sienten trastornados, porque ya saben lo que sigue: una maratón de 8 horas de películas
-Esto se repite, amablemente se les invita hablar sobre el tema, mientras que el otro le pide que haga silencio. Estos halcones han estado en su montaña durante años y bajan para robarse el alma de quien no tiene idea de la situación.
Es así que se producen acciones inesperadas.
Aunque no parezca, esto también es un efecto colateral.
Empiezan a contar los días que les quedan y dejan de vivir el presente.
No tiene un porqué.
Solamente renunciaron a la vida, mientras todavía respira.
No dan lástima.
Se los ve enteros, pero los ojos se vuelven vacios y opacos.
Se les va apagando la llamita que produce en aquel que se aferra al amor, al sentimiento, al abrazo, al perdón, a la fiesta que es la vida y la felicidad de seguir respirando.
Desechan a las personas y las sustituyen por objetos, de todo tipo, compras continuas.
Halcones: vuelvan a sus montañas.
Aquí y ahora es el presente, aquí y ahora es la vida.
El que se haya cruzado con uno de estos personajes, sólo lo reconocerá si es halcón también.
Creemos que están en extinción.
Que así sea.