domingo 24 de noviembre, 2024
  • 8 am

Eutanasia

Dr. César Signorelli
Por

Dr. César Signorelli

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Sol

Por el Dr. César
Signorelli
Todo parece indicar que los debates sobre el particular no habrán de cesar ni aún culminado el trámite parlamentario. Cualquiera sea el desenlace que tenga.
Es que el tema encuentra profundas raíces filosóficas, que penetran fundamentalmente en aspectos religiosos, en concepciones políticamente puras y en la ética individual. Todas cruzadas, atravesadas, interactuando y empujando hacia una determinada solución.
Debemos rescatar y celebrar, como muy positivo, que es tal vez uno de los mayores debates de los últimos años en los que no están en juego cálculos electorales ni la disciplina partidaria. Es la más pura esencia de discusión republicana.
Debemos recordar que la iniciativa fue tomada por pacientes portadores de enfermedades progresivas e incapacitantes, a los que rápidamente se agregaron grupos de la sociedad civil y la comunidad médica con posturas encontradas. O sea, los más directamente afectados.
Se debate fundamentalmente sobre la libertad y el poder sobre la vida y la muerte.
Etimológicamente eutanasia significa buena muerte. En este sentido, su objetivo sería loable, no obstante por diferentes factores su uso fue reprimido, al punto de recibir reproche penal (homicidio) que se descomprime con la figura del homicidio piadoso del artículo 37 del Código Penal: Los Jueces tienen la facultad de exonerar de castigo al sujeto de antecedentes honorables, autor de un homicidio, efectuado por móviles de piedad, mediante súplicas reiteradas de la víctima.
Desde el punto de vista de los profesionales médicos, ha venido siendo considerada contraria a la ética profesional, incluso legalmente.
Se ha incluido en la fundamentación contra su admisión, que en su lugar debería vigorizarse el sistema de cuidados paliativos. En efecto, se indica que el camino es aliviar el sufrimiento físico y moral del paciente, ayudándolo a morir dignamente acorde con sus propios valores.
Y, tomando muchas veces esos fundamentos, no demoró en aparecer el argumento de la libertad. La libertad de poner fin a la vida propia y, por lo tanto, al calvario que viene siendo la misma. Pues para esos casos justamente está prevista la eutanasia, con un rígido procedimiento que no dejaría márgenes para decisiones de terceros y que no forma parte del objeto de esta columna.
La perspectiva de la libertad no está exenta de apreciaciones filosóficas, como es bien sabido, como por ejemplo cuál es el límite de su ejercicio personal.
Se invoca que la persona en esta situación no se encuentra en condiciones de decidir. No nos convence ese argumento, pues pareciera ser que nadie conoce mejor el sufrimiento que aquél que lo padece.
El sistema y mecanismo previsto está diseñado sobre la base de un amplio, sólido y eficiente sistema de información que la persona habrá de manejar para tomar su decisión. Fundamentalmente que la enfermedad y el sufrimiento sean efectivamente irreversibles.
Nadie puede predecir qué decisión habrá de tomar frente a una situación de esta naturaleza, pero pensamos que está bien que la opción exista.
Que cada cual la tome o no.