Por Dr. César Suárez
Consejero Regional Note CMU
La graduación como médico especialista habitualmente consume más de un tercio de la vida porque muy difícilmente alguien pueda culminar todos sus estudios de especialista antes de lo treinta años de edad, teniendo en cuenta los siete años de la carrera de Médico General y por lo menos los cuatro años que insume cualquier especialidad con tesis y pruebas incluidas.
Luego, los años de ejercicio en condiciones habituales suman entre treinta y cinco y cuarenta años en casos extremos.
Cada vez que un médico ingresa al campo laboral acumula muchos conocimientos prácticos y teóricos que le permitieron aprobar todas las pruebas que habilitan para esta profesión, que deben ser muy estrictas porque su responsabilidad es nada menos que ocuparse de la salud de las personas, pero, por mejor que sea la preparación, de inicio no se cuenta con una experiencia que supone enfrentarse solo a innumerables situaciones individuales que no necesariamente se ajustan a lo que enseñan los libros, por lo que supone de inicio, un gran esfuerzo y un enorme estrés para ajustarse a cada realidad individual pero que habitualmente se subsana con mucha dedicación y eventuales consultas con los que tienen más experiencia. Pero, rápidamente cada profesional “entra en caja” y se adapta a la realidad de cada lugar.
La suma del conocimiento práctico y teórico obtenido en el desarrollo de la carrera, rápida y progresivamente se le suma la experiencia adquirida.
Todo bien hasta ahí, pero en el transcurso del tiempo hasta la actualidad el conocimiento médico evoluciona a pasos agigantados y ya no alcanza con lo aprendido en el curso de la carrera, por el contrario, es necesario una actualización permanente, que de acuerdo a la legislación actual, a quien tiene el título expedido por la Facultad de Medicina y habilitado por el Ministerio de Salud Pública, es válido por siempre y no existe ninguna reglamentación que exija la actualización de los conocimientos médicos, todo queda sujeto a la voluntad de cada uno.
Los más inquietos, estudian a diario, hacer cursos, concurren a congresos, participan en ateneos clínicos, se conectan en forma rutinaria a plataformas virtuales de aprendizaje e intercambio, pero esta actitud no es pareja y hay médicos que van quedando desfasados a los nuevos conocimientos.
Por toda esta razón, hay muchas voces que se suman reclamando la necesidad de la recertificación periódica de los conocimientos médicos para lo que es necesario que la Facultad de Medicina genere para todos los médicos, sin importar donde estén radicados, oportunidades de actualización para poder recertificarse cada un determinado periodo con todas las herramientas necesarias para poder estar actualizados por el beneficio de quienes deben estar el centro de la escena, los pacientes.
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