viernes 29 de marzo, 2024
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La columna infiltrada

EL CLUB DE LOS MILLONES

En octubre de 2015 el escritor y político Fernando Amado, de origen colorado y hoy en el Frente Amplio, editó el libro El club de los millones, ser rico en Uruguay. Si bien lo hemos leído más de una vez, considerado material de consulta y porque es casi imposible memorizarlo todo, no es menos cierto que cada vez que lo volvemos a mirar y a leer, lo hacemos viendo páginas al azar, sin un orden preestablecido. Esta ocasión no fue la excepción, abrimos el libro al azar y empezamos a leer, y se nos ocurrió contarles a los lectores dos casos de personas conocidas y exitosas en los negocios, Diego Forlán, ex futbolista, y Gerardo Leis, fundador de RedPagos.

Legado de familia
Hoy está terminando su carrera profesional en el Club atlético Peñarol (2015), el club de sus amores, en lo que significó un “batacazo” en el mercado de pases de los uruguayos. Firmó contrato por un año y medio y su sueldo en el club carbonero ronda los 120.000 dólares mensuales, según trascendió. Además de su brillante carrera en la selección nacional, se destacó en el fútbol argentino, inglés, español, italiano, brasilero y japonés. La lista de galardones que adornan su carrera es impresionante.
Hijo del también futbolista Pablo Forlán y nieto por parte de madre de Juan Carlos Corazzo (técnico de la selección de Uruguay en el mundial de 1962)…
“La verdad es que en lo personal creo que hay una diferencia, a nivel general y a nivel futbolístico, que es la educación que he tenido, en lo escolar y en lo familiar, y se nota. Porque tenés otra preparación, porque sabés como manejarte. Obviamente, después depende de la persona también. Podés tener la mejor educación, los mejores colegios, que te intenten dar lo mejor si vos no sos capaz de recibir todo eso que te dan, de asimilarlo… Yo creo que cuanto más preparado estás, mejor lo llevás. Tengo ventajas por la educación, la familia y los valores, que son fundamentales y hoy en día es cada vez más difícil encontrarlos en famosos, quienes son al final el ejemplo que todos los niños y la gente quieren seguir. Obviamente no es que me hayan preparado para todo lo que he vivido, fui aprendiendo. Otra ventaja es que somos una familia en la que mi abuelo ya era conocido. (…) En mi profesión mamé muchas cosas con mi viejo; lo acompañaba de chico y siempre estuve rodeado, fui siendo cada vez más conocido y conociendo lo que es la fama, me sirvieron todas las cosas que viví y escuché cuando era chico.”
…”Yo empecé de cero, estuve dos años viviendo en una pensión en Argentina. Había dejado todo en Uruguay, pero disfrutaba lo que estaba haciendo, era feliz por más que estuviera en una pensión, y trataba de hacer las cosas de la mejor manera. A medida que fui mejorando, que fui haciendo goles y me iba sintiendo cada vez más cómodo, todo lo demás venía solo. Yo me enfocaba el 100 % a jugar al fútbol, a entrenar, a querer mejorar, y eso fue llevando a lo otro. No es que haya empezado a jugar al fútbol pensando en que quería ganar plata, plata, plata. Estaba pensando en entrar a la cancha y disfrutar, hacer goles, que es lo que me hace feliz, y estar tranquilo conmigo mismo. Lo demás iba a venir si tenía que venir, de acuerdo con lo que yo estuviera dando a nivel profesional. Sigo pensando así. Hay que ir escalón por escalón.

Haciendo la diferencia: Cristalizar
El gran salto de Bernardo Leis fue con la empresa de cobranzas RedPagos. Nunca tuvo en mente hacerle la competencia a Abitab, pero diferentes circunstancias lo terminaron empujando a eso. Recuerda que los cambios –rubro en el que se manejaba- estaban muy quietos. Abitab había comenzado a funcionar y Leis les propuso integrar sus tres casas de cambio a la red, pero lo desestimaron.
“Yo estaba viendo que un cliente me cambiaba 300 dólares y con la factura en la mano iba a Abitab a 30 metros y pagaba. Después empecé a ver cómo iban directamente al Abitab porque compraban allí los 300 dólares. Entonces me pregunté, ¿qué futuro voy a tener yo?”
En febrero de 2002, Leis y sus dos socios se reunieron en La Pasiva de la Ciudad Vieja. Servilleta en mano, hicieron una lista de posibles aliados para alcanzar los treinta locales necesarios que el Estado requería para que pudieran ser reconocidos como una nueva red de cobranzas.
“Hoy nos dicen: “¡Qué visión tuvieron Uds.!” Pero nosotros no hicimos un estudio de mercado. Abitab no nos dio la posibilidad de trabajar con ellos y nosotros solo pensábamos en la chiquita, para retener un poco a la gente, nada más”, confiesa Leis.
Durante 2002 planificaron estrategia comercial. Consiguieron un software de Geocom y trabajaron en conseguir servicios. Con siete servicios firmados (UTE, OSE, ANTEL, ANCEL y tres privados), desembarcaron el 5 de diciembre en el mercado nacional. EL crecimiento fue exponencial. “Nadie previó lo que pasó. (…) Hoy tenemos casi 400 locales y 1.500 servicios. Recién habíamos abierto y por la crisis, las tasas se dispararon. Eso nos permitió llegar al punto de equilibrio mucho antes de lo previsto. Fue fortuito. No tuvimos necesidad de salir a buscar locales, nos llamaban para sumarse. Impresionante. Un domingo en Pocitos ganabas 10.000 dólares. Fue una zafra que sabíamos cortita, pero nos sirvió para consolidar y quedar con resto”.
A partir del 2005, Leis pasó a tener el 50 % de la empresa.
Le dicen “cristalizar”. No es otra cosa que vender el negocio o la empresa a un tercero. Claro está, en este trabajo nos referimos estelares de decenas (a veces centenarias) de millones de dólares, que sacuden el chato mercado uruguayo.
(… ) Bernardo Leis fue contundente en este sentido al afirmar que la única manera de transformarse verdaderamente en rico era vendiendo su empresa, siempre que los compradores “den con el precio”.