Por Agustín Radesca
Partido Colorado
Con el pasar del tiempo, desde que la historia se ha vuelto cognoscible y transmisible gracias a las diferentes vías que ha inventado el ser humano, observamos que muchas veces tiende a repetirse.
El caso del populismo, como fenómeno político-social, no escapa a la regla y podemos apreciar que estos “fenómenos” aislados tienden a repetirse hoy en nuestros días.
Estamos siendo testigos de que en estos últimos tiempos estos “fenómenos” (casos de gobiernos populistas) están emergiendo nuevamente en nuestra región, lo cual uno mira con suficiente preocupación debido a que los mismos nunca han acarreado buenos resultados más que para unos pocos (quienes gobiernan).
Menciono a la preocupación porque esta clase de gobiernos generan un debilitamiento a nuestro Sistema Republicano-Democrático de gobierno y una reducción de garantías individuales y colectivas que impera en nuestra querida América Latina gracias a él.
Este noble sistema democrático, que opera como pilar esencial de un sólido Estado de Derecho, ha sabido mantenerse en un buen rumbo y ha gozado de buena salud, hasta el día de hoy, según los casos.
Lastimosamente, tenemos el infortunio de que gobiernos populistas como lo son el de Jair Bolsonaro en Brasil, o el de Fernández-Fernández en Argentina, entre otros, que por su necesidad de mantenerse dentro de la cúpula, a costa de retener para sí mismos el poder que de dichos cargos emana, han llevado a cabo una serie de actos y hechos, que llevan al debilitamiento del Estado de Derecho y del Sistema Democrático en los respectivos naciones.
De los casos mencionados anteriormente, podemos observar que pertenecen a corrientes ideológicas distintas. El primero de corte más Neoliberal, con un fuerte sentir nacionalista y que postula la no intervención estatal en varios aspectos, de “Derecha”; y el segundo, bueno… postula el Anti-imperialismo, interviene en cada aspecto de la vida del país, más “socialista” de “izquierda”.
Pero ambos, como buenos populistas, les cuesta abandonar el Poder y muchas veces llevan por este motivo, al debilitamiento del Estado de Derecho.
En caso del vecino Carioca, se impulsan y llevan a cabo manifestaciones que se justifican en el postulado de que a su entender las elecciones brasileñas fueron fraudulentas (sin prueba alguna). Y en el caso del vecino porteño, hay una clara vulneración al principio de separación de poderes al observarse que el Ejecutivo nacional en conjunto con sus legislador afines promueve un juicio político contra el presidente de la Corte Suprema de Justicia por la sentencia con nombre y firma para la actual vice-presidente Cristina Fernández de Kirchner.
Orgullosamente, nuestro pequeño país modelo, siempre ha sido un ejemplo de tradición democrática y de respeto a la soberanía popular. Gobiernos de Derecha, de Izquierda, de Centro han pasado a lo largo de nuestra historia pero nuestra esencia (salvo casos efímeros) siempre se ha mantenido, cuidémosla.