jueves 25 de abril, 2024
  • 8 am

La ética en la política

Gustavo Varela
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Gustavo Varela

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Por Gustavo Varela.
El actual período de gobierno, ha sido prolífico en renuncias de todo tipo y color, como consecuencia de “errores y horrores” que llevan a cabo los diferentes dirigentes políticos que ocupan o mejor dicho que ocuparon cargos en el gobierno nacional.
Si uno se pone a repasar la casuística, vemos que las más de las veces, no son delitos propiamente dicho, sino por el contrario, son actos reñidos con la ética y la moral.
Quien ejerce un cargo público, es por sobre todas las cosas un servidor público.
Debe de estar al servicio de la comunidad, y no servirse del cargo que ocupa, para estar por encima de las reglas que regulan la convivencia social.
La práctica política sin los fundamentos de la ética, hace que se pierda totalmente la función de servicio público.
Por eso, una sociedad en la que los casos de corrupción política están a la orden del día, hace más que necesaria la formación en ética política, donde valores como la responsabilidad, la transparencia, el servicio, estén fuertemente arraigados en el pensamiento y acción de los dirigentes.
Pero así como entristece ver personas conocidas, tropezandocon esos problemas, enorgullece ver a un gobierno al que no le tiemblan las manos cuando, ante la aparición de esos casos, actúa rápidamente, intentando despejar todas las dudas que se pueda tener.
Hay una frase que comúnmente se dice en estas situaciones, “si con los ajenos se es estricto, con los propios se debe ser implacable”.
Lo peor que puede padecer un gobernante, es ser dubitativo ante la aparición de estos casos que, todos los gobiernos lo sufren y lo sufrirán, pues son integrados por seres humanos representantes de la sociedad en la que vivimos, donde existe gente buena, mala y regular.
Pobre de quien crea que está vacunado contra la corrupción.
Barrer debajo de la alfombra para ocultar la suciedad, reconocer errores sólo cuando lo descubren, siendo un reincidente compulsivo, culpar a los demás para sacarse las culpas de encima, son todos actos que lo realizan los mediocres, los que sólo están en política para servirse de sus privilegios, y no tener el privilegio de servir a los demás.-
Con toda seguridad la renuncia que dejó la vara bien arriba, fue la del Director General de Secretaría del Ministerio del Interior Luis Calabria, quien renunció porque se realizó en plena pandemia él y su familia, hisopados en el Hospital Policial.
Algo que es irrisorio para lo que se ve, pero que el involucrado al hacérsele notar que lo que había realizado violaba normas de funcionamiento del Hospital Policial, inmediatamente creyó que ameritaba dejar el cargo, para no dejar expuesto al Ejecutivo nacional.
De allí hacia adelante, no queda lugar a dudas lo que hay que hacer en situaciones similares.
También sería bueno ver a miembros de otros partidos de la oposición, seguir un camino de transparencia y de responsabilidad, que acompañe en este nuevo tiempo, el castigo hacia aquello turbio o reñidos con la ética.
No alcanza con hacer sólo una mea culpa, que suena muy falsa.
Parecerlo sí, muy bien.
Pero por sobre todas la cosas, serlo.