
Por Cary de los Santos Guibert.
Durante la construcción de las obras del puerto de Salto (muelles y dársenas), realizadas por la prestigiosa empresa alemana «Dyckerhoff & Widmann» en los años 1927, 1928 y 1929, se suscitaron varios inconvenientes, que pasaron de ser simplemente rumores de los vecinos del Salto, y tomaron carácter de estado público, al destaparse todos los problemas en la prensa local, necesitando en algunas oportunidades la intervención de autoridades locales y nacionales, para dar su opinión y buscar una mejor solución y establecer normas durante la construcción.
EN SALTO, HAY OBREROS MUY SUPERIORES
Al iniciarse las obras de la construcción del nuevo puerto de Salto, de mampostería de piedra y cemento armado, la empresa «Dyckerhoff & Widmann», contrató solamente a obreros de nacionalidad alemana. Don Antonio Villanueva, obrero salteño, durante la construcción de las obras del Puerto de Salto, a cargo de la empresa alemana, manifestó su disconformidad con las medidas de no contratar a obreros salteños y nacionales, llegando a realizar duras críticas al sistema constructivo en una de las columnas del diario salteño ”Crónica”, del día 17 de enero de 1928. Decía así:
«He estado observando los trabajos que se realizan… en el puerto… Y he podido constatar que las obras en piedra se está haciendo por medio de oficiales extranjeros, alemanes en su mayoría, no radicados en Salto. Tal cosa sería justificable si se tratara de una obra en la que no pudieran intervenir obreros nacionales, pero no hay tal cosa. Se está haciendo una obra en piedra de lo más ruda y de lo más pésima que imaginarse pueda. No se tiene en cuenta la amarración interior, el asiento de la piedra y tizón que deben tener cuando menos lo parámetros… Hay oficiales a centenares y hasta afirmaría que los hay muy superiores a los que están trabajando actualmente. Pero es natural: a la gente de acá se le dará colocación cuando hayan sueldos miserables para pagar…»
EL PROBLEMA DE LA PIEDRA EN EL MURALLÓN
En el mes de diciembre de 1927, se había denunciado públicamente en algunos diarios locales, que del murallón construido detrás del edificio del Resguardo, que obreros de la empresa alemana durante la noche sacaban las piedras que habían colocado durante el día. Inmediatamente de las denuncia formulada, salió el ingeniero alemán Kurtz, a tratar de apaciguar la situación en las columnas de los diarios locales, diciendo: «Se están cambiando las piedras y se ha comprobado que la calidad de las mismas no es apropiada, es común en todas las obras «un material parece bueno al principio y luego resulta malo, entonces se sustituye por otro».
Los diarios locales coincidían en sus opiniones, de que era necesario y correspondía hacer nuevamente los trabajos en piedra. Sin embargo, el ingeniero alemán a cargo de las obras en el puerto, insistía en: “que no era necesario y que la piedra procedía de la misma cantera y que solicitarán opinión del Ing. Tourn delegado del gobierno e inspector de obras.».
PROCEDENCIA DE LA PIEDRA UTILIZADA
La piedra al principio venía del Sur, luego la empresa alemana compró solares en Julio Delgado y 8 de Octubre, para extraer las piedras. Pero, luego en el puerto, al utilizar barrenos (explosivos) y realizar las primeras excavaciones para formar la base del murallón de piedras, se encontró que allí, había una cantera y que su piedra serviría para la construcción del murallón, y a simple vista, la piedra resultaba de inmejorable condiciones y excelente calidad para hacer dicha obra. Se enviaron muestras para ser analizadas por técnicos en Montevideo, y dieron la aprobación para su utilización. Inmediatamente la empresa alemana construyó el murallón, resultando en apariencias en perfecto estado, y permitiéndole ahorrar entre 6.000 a 7.000 pesos en su construcción, al no tener que traerla del Sur.
OPINIÓN DEL INGENIERO DEL GOBIERNO
Pero luego de la construcción del polémico murallón, se comprobó que la piedra cambiaba de color, quedaba descascarada, perdía consistencia, comprobando luego, que su calidad no era buena y que tenía todas las características de piedra calcárea o tosca. El ingeniero E. Tourn, confirmó que a pesar de haber arrojado resultados de los análisis en Montevideo, que era buena, luego en la práctica, se dio cuenta de que no servía. Sin embargo, en una publicación en el diario Crónica, del 15 de diciembre de 1927 el ingeniero del superior gobierno, habla de otro inconveniente que se presentó: «Sucedió otro fenómeno: que dentro de la misma cantera había varias clases de piedras. Y de tal modo, unas se descomponían con la influencia del aire y otras permanecían inalterables, por eso no se cambian todas.». Y la empresa alemana, cuando se presentó el problema de la mala calidad de la piedra, y había que sustituir por otras de calidad en el murallón construido, decidió hacer los trabajos nocturnos para tratar de evitar que los salteños se enteraran de lo ocurrido.
DAÑOS POR LAS EXPLOSIONES
El respetado vecino del Salto, don Gerónimo Simonelli, dueño de una casa de pompas fúnebres y cochería, en 1927 había realizado denuncia ante los miembros del Directorio del Concejo Departamental de Salto, por los destrozos que producen en su establecimiento los barrenos de las obras del puerto, solicitando la toma de inmediata de eficaces medidas, al fin de evitar mayores perjuicios. Durante la sesión, el concejal Olivera Luna, manifestó: «Qué recuerda que un barreno al explotar destrozó un tranvía… Y que habría que adoptar urgentes medidas para no tener que lamentar desgracias personales…». Y luego de considerarse la denuncia, el concejal Prevé, manifestó: “Pasar nota a la empresa constructora del puerto dándole cuenta de los perjuicios e indicándole el empleo de una bocina que servirá de advertencia”. La moción fue aprobada por el Concejo Departamental, y la empresa alemana se vio obligada a colocar una sirena y publicar avisos en los diarios locales, comunicando días y horarios de la utilización de los explosivos en las obras del puerto.
AGRADECIMIENTO:
A Mario Trindade por permitirme investigar en la colección de diarios del M.A.C.N de Salto.