domingo 5 de mayo, 2024
  • 8 am

La columna infiltrada: ¡EDÚQUESE QUIEN PUEDA!

Miami.- Mi entrevista televisiva en CNN en español con el profesor Einstein –el pequeño robot humanoide de cabellos blancos, bigotes espesos tipo morsa y los rasgos inconfundible del Nobel de física Albert Einstein- difícilmente hubiera podido salir peor. Era el primer día en que Hanson Robotics, la compañía que inventó el robot, iniciaba la gira promocional de su nuevo producto, tras haber conseguido una licencia por cinco años con la Universidad Hebrea de Jerusalén para usar el apellido del célebre científico alemán. Según Hanson Robotics, el Profesor Einstein era el primero de muchos robots que revolucionarían la educación mundial, enseñando a los estudiantes de una manera mucho más divertida, didáctica y eficaz que la de maestros convencionales.
Cuando al Profesor Einstein en la pantalla –yo estaba en los estudios de CNN en Miami y él en los estudios de la cadena en Nueva York-, me pareció muy divertido. Era un robot de unos 35 cms. de alto que, además de tener el aire de profesor distraído o genio loco de Einstein, movía los ojotos hacia todos lados, se reía hasta sacaba a lengua. Podía hacer hasta 50 movimientos faciales y también caminaba. Estaba parado sobre una mesa, delante de Andy Rifkin, el jefe de tecnología de Hanson Robotics. Antes del programa habíamos acordado que yo le haría las preguntas a Rifkin y él se las trasmitía al Profesor Einstein, ya que –por su sistema de reconocimiento de voz- corríamos el riesgo de que el robot no entendiera mi voz. Según nos había explicado Rifkin, el Profesor Einstein sólo podía reconocer voces conocidas, como la suya.
Rifkin comenzó el reportaje explicando las ventajas de su robot. El Profesor Einstein puede explicar la teoría de la relatividad de varias formas, según fortalezas y debilidades de cada alumno, me dijo: “Todos los individuos somos únicos, algunos aprendemos visualmente y otros perceptivamente. Así que nosotros modificamos constantemente la forma de presentarte los temas según tu forma personal de aprendizaje. Si el Profesor Einstein no logra que entiendas lo que te explica, seguirá intentando y cambiando la forma de presentar la información hasta que lo entiendas”, explicó.
Pero la entrevista se complicó en cuestión de segundos. Apenas Rifkin había empezado a explicar las bondades del robot, el Profesor Einstein empezó a girar la cabeza hacia un lado y otro, en lugar de quedarse quieto mirando la cámara. Visiblemente inquieto, Rifkin comenzó a teclear en su laptop para tratar de regresa al Profesor Einstein a su posición original mirando hacia la cámara. Pero el robot seguía mirando fijamente hacia un costado, como si estuviera totalmente desinteresado de la entrevista. Viendo lo que estaba pasando, traté de alargar mis preguntas para darle más tiempo a Rifkin de que enderezara al robot, y finalmente le pedí que le preguntara al Profesor Einstein qué cosas podía hacer. Rifkin le hizo la pregunta y el Profesor, siempre mirando para el costado, respondió con leve acento robótico: “Puedo caminar, hablar, enseñar juegos, pronosticar el tiempo y responder preguntas de todo tipo sobre las ciencias.” Y prosiguió, con un toque de humor que se perdió un poco al no estar mirando hacia la cámara: “En suma, soy tu genio personal, o por lo menos eso es lo que dice mi caja de empaque.”
Cuando le hice la segunda pregunta a través de su creador, el robot se quedó mudo. Pasaron varios segundos y el Profesor Einstein no reaccionaba. Rifkin, quien parecía más asustado que su robot, volvió a hacerle la pregunta, pero éste seguía de perfil, ahora también mudo, impávido, como ensimismado en sus pensamientos. Tras varios intentos fallidos, Rifkin explicó al aire que probablemente el robot había enmudecido porque el wifi del estudio de CNN se había caído. Le dije en tono de broma que el Profesor Einstein quizá tenía pánico escénico por ser su primer día de entrevista televisiva, y fuimos a un corte publicitario. Después de varios intentos logramos resucita al robot y que nos contara un poco más sobre las cosas que era capaz de hacer.


Datos extraídos del libro “Sálvese quien pueda”, del periodista y escritor Andrés Oppenheimer.
Semana próximas publicaremos las conclusiones.