domingo 5 de mayo, 2024
  • 8 am

20 años no es nada

César Suárez
Por

César Suárez

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Por Dr. César Suárez
Cada uno tiene sus berretines que en algunas ocasiones resultan difíciles de explicar, pero a mí me gusta escuchar un tango y cuando es interpretado por El Mago Carlos Gardel no sé porque razón, me entra una emoción especial, no sé si es por su estilo melodioso, por las letras cargadas de filosofía de vida o porque, siendo yo chico las radios escuchadas en la familia, no había día que no sonara, tanto que hasta sin querer, terminaba aprendiendo las letras y tarareando su repertorio.
Tarde me enteré que Gardel se había muerto, porque estaba tan presente en cada día con su programa diario, que no se me podía ocurrir que no anduviera por ahí cantando sus melodías.
Un día, ya niño escolar crecidito, se me da por preguntarle a mi madre, donde vivía Gardel y sin inmutarse me lanzó la fatal noticia “pero Gardel ya se murió” ¿Cómo que se murió? Sí, se murió cuando yo era chica. Ahí me enteré que habían pasado más de 20 años, pero seguía sonando cada día como si estuviera ahí.
Ahí me di cuenta que 20 años no es nada, y menos era para el “Zorzal Criollo” que seguía sonando en cada casa como si nada, pero me quedé, masticando la triste noticia, haciendo mi duelo, que, como todo el duelo, tarde o temprano cierra su herida tal como dice otro tango por ahí.
Para Gardel es claro, que 20 años no es nada porque ya pasaron casi noventa de su muerte y sigue sonando en el recuerdo colectivo y su historia retumba por todos los rincones.
Repasando un poco la historia, como todos saben murió en Colombia en un accidente de avión el 24 de junio de 1935, él había adquirido una fama difícil de creer, tanto el Rio de la Plata como lejos de sus fronteras habiendo extendido su fama a Norteamérica y en Europa incursionando en el arte del cine dejando varias películas filmadas en el extranjero. La última de sus películas fue “El día que me quieras” que fue estrenada después de su muerte y fue ahí que interpretó magistralmente el tango “volver” con letra de su amigo y guitarrista Alfredo de Pera y que él musicalizó.
“Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno, son las mismas que alumbraron con sus pálidos reflejos hondas horas de dolor, aunque no quise el regreso, siempre se vuelve al primer amor, la vieja calle donde le cobijó, tuya es su vida, tuyo es su querer, bajo el burlón mirar de las estrellas que con indiferencia hoy me ven volver, volver con la frente marchita, las nieves de tiempo platearon mi sien, sentir que es un soplo la vida, que 20 años no es nada, que febril la mirada, errante en la sombra te busca y te nombra. Vivir con la mente aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez, tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida, tengo miedo de las noches pobladas de recuerdos encadenen mi soñar, pero el viajero que huye, tarde o temprana detiene su andar, y aunque el olvido que todo destruye, haya matado mi vieja ilusión” y sigue Le Pera pintando con palabras precisas la nostalgia de un pasado añorado que ya no está.
Capaz que ahora alguien entiende porque me gusta escuchar a Gardel y porqué es absolutamente cierto que El Mago, aunque ya hace tiempo que se ha ido, cada vez canta mejor.