sábado 23 de noviembre, 2024
  • 8 am

Confianza

Pablo Vela
Por

Pablo Vela

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Por Pablo Vela
Salir y hablar con los salteños, además de escuchar demandas de distintos ámbitos, cuestiones locales y nacionales, etc., nos ratifica algo que sabíamos existía pero desconocíamos la intensidad del hecho puntual.
La falta de confianza o la desconfianza en la política es alarmante, es mayor a la que pensábamos. Decepciones por cuestiones personales, por falta de gestión a nivel departamento y a nivel país, en definitiva nuestros políticos no transmiten seguridad, tranquilidad, confianza.
Y en su gran mayoría le asiste razón a la gente, cansada de acompañar o respaldar personas que luego se dedican a moverse para muchas cosas menos para gestionar o administrar soluciones para la ciudadanía.
Pedir la oportunidad de ser representante de otras voluntades acarrea entre otras responsabilidades la de siempre estar a la orden de la gente.
¿Equivale eso a resolver todo? No. Por supuesto que no. Pero sí a explicar porque no se logran determinadas cosas, porque hay soluciones que toman más tiempo, porque es necesario lograr otras cosas antes de llegar a la solución de fondo, etc., siempre dando la cara porque a la hora de pedir el voto si hay tiempo de hablar, inclusive hasta “molestar” por el voto o “exigir” el apoyo.
Ser electo por el voto ciudadano o ser premiado con un cargo jerárquico en el gobierno departamental, gobierno nacional, entes autónomos, etc, conlleva la enorme responsabilidad no solamente de hacer el mayor esfuerzo por el bienestar de la ciudadanía o del mejor rendimiento del ente al que se representa, sino estar al servicio de la gente.
Ser considerado un buen servidor público debe ser el honor máximo al que debe aspirar un político. Respetar el cargo, ser coherente con lo se dice y hace, ser parte de la comunidad diariamente conociendo los problemas de primera mano. ¿Eso asegura el éxito en la gestión? No lo asegura pero si respalda la gestión, podrá ser criticado pero no por irresponsable.
Hoy sobrevuelan varios adjetivos sobre la clase política, el más adecuado para poder ser transcripto: irresponsables. Y lamentablemente debemos reiterar que entendemos a la gente y no podemos hacer otra cosa que darle la razón.
Ejemplos para respaldar el sentir de la gente hay varios pero por la situación que se vive en la región, que penetra trasversalmente a la economía, la desocupación, el ánimo de la gente, solo a modo de ejemplo nombremos a la falta absoluta de vergüenza de nuestros políticos , altos jerarcas, cargos de confianza, comprando en la vecina orilla.
Ganando sueldos altos (merecidos en algunos casos, claro que sí) y gastándolos en la República Argentina. ¿Por qué falta de absoluta de vergüenza? Porque luego hablan de políticas de frontera, se muestran preocupados por la situación del comercio local pero al momento de comprar comestibles, bebidas alcohólicas, comprar vestimenta o reponer combustible colaboran con el comercio de la vecina orilla.
¿Es su dinero y pueden hacer lo que quieran? Es discutible pero démosle la razón si eso argumentan, lo que luego carece de razón es mostrarse compungido, dolido, triste cuando lo cierto es que nuestros políticos, nuestros representantes, quienes deben defendernos a todo nivel, se olvidan de los salteños e inyectan dinero en las arcas del comercio argentino.
En busca de recobrar esa confianza es que salimos a la calle. Con el diputado Gustavo Zubía como abanderado de la coherencia: dice y hace, con y sin resultados pero lo que en la cara se compromete, en la cara da explicaciones. No debería ser tan difícil, lo complicado comienza a surgir cuando se entiende a la política como la salvación personal.